La Academia, las vacunas y la discriminación
abril 18, 2021 6:28 am



¿Se acabó el teatro? Hace varias semanas el presidente del parlamento chavista hizo alarde por todos los medios de la reunión que tuvo con representantes de Fedecámaras como parte de la Comisión para el Diálogo, la Paz y la Reconciliación. Pero a la primera de cambio, en un momento de crisis como el que vive el país en el que la pandemia solo vino a profundizar la grave situación de nuestra atención hospitalaria y personal sanitario, con gran cinismo rechaza la propuesta que hizo el sector empresarial para contribuir con el plan de vacunación a los venezolanos. En su respuesta, sonrisa de por medio, declaró que “el único ente autorizado para cumplir esa tarea es el Ministerio para la Salud”. Es decir, que nadie que no sea la burocracia del régimen puede aportar en una solución que es vital para la población.

 

 

No obstante, es sabido que varios conspicuos representantes de la nomenclatura ya recibieron la Sputnik V. Así ocurrió con Maduro, que hizo público el momento en el que recibió su primera dosis. También con la primera combatiente y con los miembros del parlamento chavista, pese a que ellos no forman parte del grupo prioritario. Esto contrasta con la conducta de Angela Merkel, canciller de Alemania, quien esperó su turno para vacunarse con la de AstraZeneca, que fue ofrecida por el mecanismo Covax y rechazada arbitrariamente por el régimen chavista.

 

 

 

Ante la politización del plan de vacunación y de su uso para discriminar entre los venezolanos, la Academia de Ciencias Políticas y Sociales (Acienpol) el 14 abril emitió un comunicado (disponible en su página web) en el cual señala que las vacunas “deben ser un bien público mundial y regional, y estar al alcance de todas las personas, con equidad y sin discriminación”. Se trata de una declaración clara y contundente. Y es que este es un asunto que atañe a los derechos humanos y usar la vacuna como instrumento de dominación política es violación de estos derechos fundamentales.

 

 

La declaración de la Acienpol forma parte de otras como las emitidas por la Academia Nacional de Medicina y la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales, referidas a los planes de salud pública que se deben implementar de inmediato para responder a los efectos letales causados por el covid-19. La respuesta del régimen desde que comenzó esta crisis de salud pública ha sido la amenaza a estas instituciones. En lugar de atender las recomendaciones de los expertos, el grupo que está aferrado al poder reacciona con agresiones verbales que en nada contribuyen con la solución del problema. Hay algo de resentimiento y crueldad en todo esto.

 

 

Es criticable también que la cúpula madurista pretenda usar a los venezolanos como conejillos de Indias para experimentar con la vacuna cubana. Si ellos creyeran en la eficacia de esta dosis han debido dar el ejemplo y recibirla ellos primero.

 

 

En todo este asunto que involucra la salud del pueblo no puede haber espacio para la manipulación, el fanatismo ideológico y la corrupción. La vacuna no puede usarse como instrumento de “dádivas o favores personales o políticos, particularmente en contextos electorales”, como lo predica sin rodeos la Acienpol.

 

 

La dictadura quiere hacerle sentir su garra a los venezolanos a como dé lugar. Ahora el Seguro Social en su página web anuncia un plan de vacunación para los de la tercera edad, pero si tienen el “carnet de la patria” (http://www.ivss.gov.ve/noticia/jornada-de-vacunacin-contra-el-covid-19-para-adultos-mayores-en-el-hospital-dr-miguel-prez-carreo). Insistimos, estamos ante la discriminación más agresiva y brutal.

 

 


Hay muchas cosas que deben ser aclaradas. Entre ellas, las denuncias que circulan en las redes de personas que gracias a “contactos” han logrado vacunarse en la sombra. Todo el plan de inmunización debe ser divulgado, así como la lista de quienes ya lo han hecho y las razones de los privilegios. Todo bajo el manto de la transparencia.

 

 

Como dijo Fiorello La Guardia, famoso exalcalde de Nueva York, para limpiar las calles de una ciudad no es necesario aplicar ninguna doctrina política. Lo que hace falta es atender la exhortación pública que ha hecho la Academia de Ciencias Políticas y Sociales, y garantizar el derecho a la salud a todos sin discriminación ni ventajismos.


 

 
 Editorial de El Nacional