Isabel Preysler: “Mario ya es soltero. Podríamos casarnos en cualquier momento”
noviembre 3, 2018 6:49 am

La reina de las revistas del corazón también asegura que “no ha sido la gran beneficiada por el reparto de la herencia” de Miguel Boyer

 

 

 

 

Isabel Preysler estaba de fiesta en el palacio de Buckingham por el setenta cumpleaños del príncipe Carlos de Inglaterra y el ambiente y la confianza con ¡Hola!, la revista que ha seguido su vida desde que llegó a España y se casó con Julio Iglesias en 1971, han dejado algunas declaraciones personales que arrojan luz sobre el actual estado de la reina de corazones española.

 

 

Preysler, de 67 años, desvela en la entrevista que, si quisieran, ella y el escritor Mario Vargas Llosa, de 82 y con quien mantiene una relación sentimental desde 2015, podrían casarse. “Mario ya es soltero, todos los papeles están en regla, incluso el último que faltaba de Perú… Podríamos casarnos en cualquier momento, pero estamos maravillosamente bien como estamos”. Pese a sus palabras nadie descarta un próximo enlace de la pareja porque también Preysler ha dicho en más de una ocasión que el Premio Nobel de Literatura le ha pedido casarse en muchas ocasiones y lo reafirma una vez más: “Mario nunca tira la toalla en nada, pero reconoce que estamos maravillosamente bien como estamos”.

 

 

 

Isabel Preysler, que ha estado casada otras tres veces anteriormente —con el cantante Julio Iglesias; con Carlos Falcó, marqués de Griñón; y con el exministro socialista Miguel Boyer— afirma que los años no han cambiado la forma de enamorarse. “La única diferencia”, afirma, “es que te dan más experiencia para disfrutarlo mejor y para apreciar muchas cosas a las que de joven no les das la importancia que tienen y las recibes como si las merecieras”.

 

 

 

Quien es imagen de la firma Porcelanosa se deshace en halagos hacia su pareja: “Mario es una persona muy romántica que me sigue sorprendiendo y emocionando con sus cartas”. Pero ella deja a un lado al literato famoso para centrarse en la persona: “Convivir con Mario es vivir con una persona muy inteligente, muy culta y con mucho mundo. Tiene un enorme sentido del humor y con él aprendo cosas nuevas cada día”, dice en la entrevista, “Es como estar en una maravillosa universidad”.

 

 

 

Miguel Boyer e Isabel Preysler en 2011 en Madrid. GTRESONLINE

 

 

Por otra parte, la socialité ha sido noticia en los últimos días por el cierre de la herencia de su último marido, Miguel Boyer, fallecido hace cuatro años. Según se supo recientemente, el reparto de los bienes del exministro de Hacienda se cerró el pasado 13 de febrero, momento en el que se firmó la escritura de partición de la herencia en la que estaban implicados la propia Isabel, como su viuda, y sus tres hijos, Laura y Miguel, nacidos de su primer matrimonio con la ginecóloga Elena Arnedo, y Ana, la hija que tuvo en común con Isabel Preysler.

 

 

 

Pese a las controversias sobre el reparto de los bienes y el retraso de años en cerrar un asunto que puede solucionarse en meses, Isabel Preysler y sus abogados tienen el mismo discurso: “No he sido la gran beneficiada en el reparto. He recibido lo que dice la ley para cualquier viuda y lo que reciben las viudas en la mayor parte de los casos”. El último testamento de Miguel Boyer establecía que su herencia se repartiera a partes iguales entre sus tres hijos y que el tercio de libre disposición fuera para su viuda.

 

 

 

El mayor bien de la herencia de Boyer era su biblioteca, compuesta por más de 6.000 libros, que según los expertos pierde valor cuando se divide. Tres coches, un busto de Benlliure y efectos personales como relojes y cuadros son los modestos bienes que deja a sus herederos.

 

 

 

Pese a las palabras de Isabel Preysler, el reparto no ha estado exento de polémica durante los años que han pasado desde la muerte de Boyer. Su hija Laura renunció a la herencia en favor de sus propios hijos y manifestó que lo hacía “en vista de que no nos deja nada”. Y su hijo Miguel llegó a decir refiriéndose a Preysler: “Dejó a mi padre pelado en vida”.

 

 

EL PAÍS