Informe Otálvora: Obama y Castro burlan el embargo
diciembre 20, 2014 1:53 pm

Las recientes negociaciones de EEUU con Cuba fueron asumidas como un proyecto personal por Barack Obama, y fueron ejecutadas por personal de la Casa Blanca bajo la responsabilidad del hondureño-estadounidense Ricardo Zúñiga. En 2012, Zúñiga formaba parte del equipo de Thomas Shannon en la embajada de EEUU en Brasilia, donde ejercía como Jefe del Departamento Político con rango de Consejero. De allí Zúñiga fue llamado para formar parte del equipo de la Casa Blanca, reemplazando al colomboestadounidense Dan Restrepo en la condición de asistente especial del Presidente y director para el Hemisferio Occidental en el Consejo de Seguridad Nacional donde reporta a la muy poderosa consejera Susan Rice. Ya desde 2012 era público que la selección de Zúñiga respondía a la decisión de Obama de “normalizar” las relaciones con el régimen cubano. Con ingreso al servicio exterior de EEUU en 1993, Zúñiga es considerado un especialista en Cuba. A principios de los años noventa fue parte del personal en la Sección de Intereses de EEUU en La Habana donde operó como enlace con la oposición cubana. A su regreso a Washington, Zúñiga fue jefe del escritorio “Cuba” en el Departamento de Estado y luego regresaría a La Habana en 2010 para un breve lapso como encargado de la representación estadounidense en la isla. Habría correspondido a Zúñiga encabezar la delegación estadounidense en una decena de reuniones técnicas y secretas entre 2013 y 2014 con los emisarios de Raúl Castro, en las cuales el Gobierno de Canadá prestó su territorio y su silencio, el Vaticano fungió como facilitador y Brasil como inicial intermediario. Fue sólo hasta el 09DIC14 cuando Obama dejó colar en una entrevista televisada que su gobierno negociaba con los Castro, mencionando el tema de la liberación del estadounidense Alan Gross preso en Cuba desde 2009.

 

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El 05SEP14 la vocera del Departamento de Estado de EEUU, Marie Harf, se vio en aprietos ante preguntas sobre Cuba expuestas en el briefing con la prensa. Interrogada sobre la existencia de canales especiales de comunicación entre su Gobierno y Cuba, la funcionaria lo negó categóricamente limitándose a mencionar usuales contactos sobre temas postales o marítimos. Aquel mismo día, un poco más temprano, habían surgido sospechas de que Washington y La Habana mantienen niveles de comunicación operativa oficial incluso sobre temas de seguridad nacional. En lo que pudo haber sido un acto fallido, Harf confesó que EEUU mantiene conversaciones sobre “intereses comunes” con Cuba, para rápidamente corregirse y calificarlos como pláticas sobre “preocupaciones”.

 

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En la mañana del 05SEP14, una aeronave civil partió de Rochester (Nueva York) con destino a Naples (Florida). Poca horas después, los controladores de vuelo de la costa este de EEUU perdieron contacto con la avioneta TBM 700, disparándose las alarmas de seguridad. Dos aviones-caza F15 adscritos al Comando de Defensa Aeroespacial fueron enviados a supervisar e interceptar la aeronave que volaba en dirección sureste sobre aguas del Atlántico. Los pilotos militares estadounidenses concluyeron que la tripulación había perdido el conocimiento y probablemente había fallecido. La avioneta ingresó al espacio aéreo cubano, los F15 se retiraron de la operación y fueron reemplazados por un avión C-130 del servicio de Guarda Costas de EEUU que sobrevoló Cuba autorizado por La Habana. Poco después la aeronave donde viajaba el empresario Larry Glazer se desplomó en aguas de Jamaica.

 

Según diversas fuentes, estadounidenses y cubanas, el Gobierno de EEUU informó a la representación de Cuba en Washington sobre la alarma de seguridad encendida y sobre los procedimientos en desarrollo. Rápidamente Cuba autorizó el ingreso de aeronaves militares de EEUU a su espacio aéreo. “Durante todo el tiempo se mantuvo comunicación con las autoridades norteamericanas, que fueron informadas de cada una de las medidas tomadas en relación con este suceso”, aseguró el Gobierno cubano sin ser desmentido por Washington. Los puentes diplomáticos entre EEUU y Cuba, actuando con inesperada naturalidad y eficiencia, habían quedado en evidencia.

 

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El acuerdo pactado entre Obama y Castro se centra en el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre los dos Gobiernos y no incluye temas de derechos humanos o compromisos de reformas políticas en Cuba. Se trata de una extensa y compleja lista de temas que va desde las condiciones previas, los compromisos de las partes e incluso, el procedimiento (día y hora) para hacer público el acuerdo. Hasta el delicado tema de límites marítimos, asunto que involucra a México, fue parte de lo resuelto.

 

El intercambio de prisioneros, tres espías del Gobierno cubano presos en EEUU a cambio de Alan Gross y un cubano agente al servicio de EEUU encarcelado en Cuba, fue la condición previa para el acuerdo. EEUU y Cuba abrirán misiones diplomáticas y consulares en el otro país y las periódicas reuniones bilaterales (oficialmente sobre migraciones) ampliarán su agenda de temas y el rango de los funcionarios participantes. De hecho, ya fue anunciado que la delegación de EEUU a la próxima reunión bilateral, prevista para enero en La Habana, estará encabezada por la subsecretaria Roberta Jacobson.

 

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Mediante inminentes decisiones de los departamentos de Comercio y del Tesoro, Obama se ha comprometido a flexibilizar las actuales restricciones comerciales y migratorias. Las medidas anunciadas incluyen aumento del otorgamiento de permisos para viajes a Cuba, aumento en el monto permitido para remesas, aumento del valor permitido para importaciones por viajeros desde Cuba, uso de tarjetas de crédito de EEUU en Cuba, ampliación de la lista de productos exportables a Cuba, entre otros asuntos de impacto microeconómico. Pero las reformas sustantivas en cuanto a las relaciones económicas entre los dos países se orientan a un ingenioso esquema para evadir el actual embargo, sin esperar reformas en la legislación estadounidense.

 

En su discurso televisado del 17DIC14, anunciado su nueva política hacia Cuba, Obama dijo: “Creo que las empresas estadounidenses no deberían estar en desventaja y que un aumento del comercio es bueno para los estadounidenses y los cubanos”. Esta es, sin duda, la principal razón para el cambio de orientación de la política de EEUU hacia Cuba. El paquete de medidas acordado incluye dos aspectos claves: se autoriza a las entidades financieras de EEUU a la apertura de cuentas en el sistema bancario cubano y, se autoriza a las empresas estadounidenses para sostener relaciones financieras y “prestar servicios” a “individuos cubanos” “en terceros países”. En lo sucesivo, empresas estadounidenses podrán hacer negocios con empresas cubanas siempre y cuando tengan como sede “terceros países”, es decir, el mundo entero. Países como México, Canadá e incluso Venezuela podrían ser sedes privilegiadas de los nuevos negocios de EEUU con y en Cuba.

 

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El 23DIC11, al clausurar las sesiones de la Asamblea Nacional cubana, Raúl Castro dejó ver intranquilidad por la falta de respuestas estadounidenses ante los anuncios de reformas económicas en Cuba. ”Al mismo tiempo que actualizamos nuestro socialismo, cambiando todo lo que debe ser cambiado, el Gobierno de los Estados Unidos sigue anclado al pasado”, se quejaba Castro quien acusaba a Obama de “inmovilismo” y “ausencia de voluntad política para mejorar las relaciones”.  Tres años después, vestido con uniforme militar de general, Raúl Castro dirigió un mensaje televisado el 17DIC14, simultaneo al ofrecido por Obama desde la Casa Blanca. Leyendo un  texto de poco más de 4.000 caracteres (este Informe contiene 9000), Castro resaltó la liberación de los espías cubanos y casi con desgano dijo: “Igualmente, hemos acordado el restablecimiento de las relaciones diplomáticas”, recalcando que el “bloqueo económico, comercial y financiero” aún no se ha resuelto, calificando las decisiones de Obama sólo como “progresos” y exhortándolo a remover los obstáculos. El dictador cubano reiteró la oferta de “socialismo próspero y sostenible” para su país, lo que en la práctica se traduce en el proyecto del régimen para emular modelos asiáticos donde la economía de mercado prospera y consolida dictaduras políticas totalitarias.

 

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Los acuerdos entre Obama y Castro no significan el final de la confrontación política entre los dos países. Lo ocurrido no puede interpretarse como una “capitulación” de Castro ante EEUU, como una “traición” de Obama a los sectores democráticos cubanos o, como una “victoria” de Fidel y Raúl Castro sobre unos EEUU aislados internacionalmente. Estas interpretaciones han proliferado en las últimas horas entre opositores venezolanos, activistas cubanos anticastristas o  dirigentes procastrista a nivel continental. Lo ocurrido es un cambio en las reglas de juego entre los dos gobiernos, formalizando una tendencia ya existente a la normalización operativa de sus relaciones tanto diplomáticas como económicas, las cuales comenzarán a vivir los vaivenes usuales entre dos gobiernos no amigos.

 

A pocas horas de los anuncios sobre Cuba, Obama firmó la ley que impone sanciones a venezolanos involucrados en violaciones a los Derechos Humanos. Resultaba cuesta arriba para Obama desobedecer el mandato bipartidista contra el Gobierno de Nicolás Maduro. La confrontación entre Washington y la izquierda procastrista continuará… Empresarios de EEUU irán a La Habana para hacer negocios como ya lo hacen en Pekín o Hanoi.

 

 

 

 

 

 

Fuente: Diario Las Américas