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Francisco pide a la Iglesia acercarse a los feligreses y reza por el ‘corazón sufriente’ de México

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Francisco pide a la Iglesia acercarse a los feligreses y reza por el ‘corazón sufriente’ de México

 

 

En el primer día de su visita a México, el Papa Francisco, fiel a su estilo, no se alejó de los temas difíciles.

 

 

Temprano en la jornada del sábado exhortó a la jerarquía católica a alejarse de las intrigas políticas para acercarse a los feligreses. Horas después, en el principal altar del catolicismo mexicano, ante la Virgen de Guadalupe, envió un mensaje al “corazón sufriente” de quienes padecen la violencia que impera en el país a causa del narcotráfico.

 

 

Sus palabras más sinceras y directas se oyeron por la mañana en la Catedral Metropolitana. En un encuentro con los obispos, el papa le pidió a los líderes católicos en México que se separen de la ambición política y que eviten caer bajo influencias mundanas y el materialismo.

 

 

“No se necesitan príncipes, sino una comunidad de testigos del Señor”, dijo el papa, quien también pidió transparencia al momento de relacionarse con el gobierno, desacreditado ante un gran segmento de la ciudadanía por casos de corrupción y vínculos con el crimen organizado. “La Iglesia no necesita de la oscuridad para trabajar”, comentó. “No pongan su confianza en los carros y caballos de los faraones actuales”.

 

 

En una alusión a las divisiones en el interior del clero, donde Francisco ha tratado de impulsar reformas, les dijo a los obispos que “si tienen que pelearse, peléense, si tienen que decirse cosas, se las digan, pero como hombres, en la cara”.

 

 

En la Catedral Metropolitana, el papa también mencionó la injusticia histórica que han sufrido los pueblos indígenas, como ya hizo en su viaje a Bolivia, donde pidió perdón por los pecados de la Iglesia, e hizo un llamado a que se reconociera la riqueza de sus aportes a la identidad mexicana.

 

 

El papa habló sobre el desafío ético que significa el narcotráfico para todo el país y, en especial, para las autoridades eclesiásticas. Según él, estas deben entender “la gravedad de la violencia que disgrega y sus trastornadas conexiones” y buscar ponerle fin a este flagelo a través de los proyectos pastorales.

 

 

Francisco, en su primer día en la capital mexicana, también mencionó la crisis migratoria que aflige a la región y recordó los peligros que afrontan los migrantes en la búsqueda de un mejor porvenir. “Tantas familias se dividen y no siempre la integración en la presunta ‘tierra prometida’ es tan fácil como se piensa. Hermanos, que sus corazones sean capaces de seguirlos y alcanzarlos más allá de las fronteras”.

 

 

 

El Papa Francisco en camino al Palacio Nacional en el Zócalo de Ciudad de México, el sábado. Credit Alessandro Di Meo/European Pressphoto Agency
Si la mañana fue el momento para mandar mensajes tanto al gobierno como al clero, la tarde se convirtió en un espacio para la reflexión y la compasión.

 

 

La zona donde está ubicada la Basílica de la Virgen de Guadalupe estuvo en estado de alerta permanente desde el jueves. Durante 48 horas centenares de feligreses intentaron acampar, aunque fue prohibido por las autoridades. “No permitimos que los peregrinos acamparan mientras desplegamos el operativo con 3700 oficiales de seguridad y una cifra similar de funcionarios públicos”, dijo Víctor Hugo Lobo, el funcionario encargado del área. “Hicimos todo para resguardar al Santo Padre”.

 

 

La larga calzada que lleva a la basílica estaba llena de miles de feligreses desde muy temprano y, como estaba planeado, el pontífice llegó a las 4:45 p. m. Dentro del recinto lo esperaban 50.000 personas más que escucharon su homilía dedicada a la figura evangélica de María y la aparición de la Guadalupana.

 

 

También hizo una alusión al tema de los desaparecidos por la violencia. “Dios se acercó y se acerca al corazón sufriente pero resistente de tantas madres, padres, abuelos que han visto partir, perder o incluso arrebatarles criminalmente a sus hijos”, dijo Francisco.

 

 

Hacia el final de la misa, a la que asistieron altos funcionarios del gobierno mexicano como el Presidente Enrique Peña Nieto y sus ministros, hubo un momento muy emotivo cuando el líder religioso le ofreció una diadema de oro y plata a la Virgen de Guadalupe. Luego de la ceremonia, el papa pasó varios minutos en el camarín de la virgen orando mientras miles de creyentes lo aguardaban.

 

 
Sagrario Fernández era parte de la multitud. Salió el viernes de Nuevo León, al norte de México, y viajó más de 12 horas para recorrer los 900 kilómetros que la separaban de la Basílica de la Virgen de Guadalupe. A sus 64 años, ahorró durante tres meses la mitad de su sueldo como empleada doméstica para escuchar al Papa Francisco.

 

 

“Es un hombre que uno debe respetar porque dice lo que piensa y quiere mejorar a la iglesia”, comentó al amanecer de este sábado mientras temblaba por el frío cerca de la basílica. “Cuando vi en la televisión que venía, me puse a guardar el sueldo y aquí estoy porque es guadalupano, y aquí en México todos lo amamos”.

 

ALBINSON LINARES

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