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En Brasil, el Zika genera un feroz debate sobre el aborto

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En Brasil, el Zika genera un feroz debate sobre el aborto

 

La doctora Ángela Rocha sostiene los resultados de un escáner a un niño con microcefalia, en el Hospital Oswaldo Cruz, en Recife. Credit Mauricio Lima para The New York Times

 

 

RECIFE, Brasil — El aumento en los informes médicos de bebés que nacen con cabezas inusualmente pequeñas durante la epidemia del Zika en Brasil está encendiendo un feroz debate sobre las leyes de aborto del país, las cuales estipulan que es ilegal en la mayoría de las circunstancias.

 

 

Prominentes juristas en Brasilia, la capital, preparan un caso para acudir a la máxima corte de Brasil, con el argumento de que debería permitirse el aborto cuando se descubre que los fetos tienen cabezas anormalmente pequeñas, condición conocida como microcefalia y que, según investigadores brasileños, tiene un vínculo con el virus.

 

 

Un juez del centro de Brasil ha hecho el inusual anuncio de que permitirá que las mujeres se practiquen abortos legales en dichos casos, con lo que prepara el camino para una lucha sobre el tema en el laberíntico sistema legal del país.

 

 

Además, aquí en Recife, la ciudad brasileña donde más han aumentado los casos de bebés nacidos con microcefalia y daño cerebral, que frecuentemente conlleva, los activistas en favor del derecho al aborto aprovechan la crisis para contraatacar a los legisladores conservadores que quieren hacer aun más restrictivas las leyes brasileñas, que ya están entre las más duras de América Latina.

 

 

El nexo científico entre el zika y el daño cerebral en infantes aún no se ha demostrado; sin embargo, el aumento en los informes de microcefalia en la zonas de Brasil azotadas por el zika ha causado suficiente alarma para que la Organización Mundial de la Salud declarara el lunes pasado una emergencia internacional de salud pública. El organismo afirmó que sus “expertos coincidieron en que había fuertes sospechas de una relación causal entre la infección de zika durante el embarazo y la microcefalia”.

 

 

Algunos médicos brasileños ya han atendido a mujeres embarazadas que solicitan abortos debido al marcado aumento de casos de microcefalia. El médico Artur Timerman, especialista en enfermedades infecciosas en Sao Paulo, dijo que dos pacientes habían hablado con él en semanas recientes acerca de interrumpir sus embarazos porque habían dado positivo al virus del Zika

 

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“Vienen a mi oficina y preguntan: ‘¿Hay probabilidades de que mi bebé nazca con microcefalia?’”, dijo Timerman. “Necesitamos informarles que sí las hay. Ellas preguntan si las probabilidades son grandes o pequeñas, y yo les digo: ‘No lo sé’. Me preguntan qué haría yo en su lugar y les digo que esa es una decisión personal. Solo que la probabilidad es real”.

 

 

“Más adelante, ambas pacientes me informaron que habían abortado”.

 

 

El debate sobre si las mujeres deberían o no tener permitido el aborto en casos de microcefalia podría tener repercusiones a lo largo de la región. Se cree que el brote en el hemisferio occidental comenzó en Brasil, el país con más infecciones de zika hasta ahora. Sin embargo, la epidemia se ha extendido a más de 25 países y territorios en el continente americano, algunos de los cuales tienen leyes antiaborto tan restrictivas como las de Brasil, si no es que más.

 

 

La presión por relajar las restricciones trae a colación detalles complejos sobre la discusión del aborto. Los casos más severos de microcefalia pueden detectarse con ultrasonidos, habitualmente, hacia el final del segundo trimestre o, aproximadamente, 24 semanas. Aquellos que se oponen al aborto en Brasil argumentan que la interrupción del embarazo en etapas tan avanzadas intensifica una decisión de por sí desgarradora.

 

 

“Cuando se detecta la microcefalia, el menor ya está prácticamente formado y los padres están conscientes de ello”, dijo la doctora Lenise Garcia, profesora de Biología en la Universidad de Brasilia y presidenta de Brasil Sin Aborto, una organización en contra del relajamiento de leyes. “Practicarse un aborto crea una culpabilidad que permanecerá en la mujer por el resto de su vida”.
El juez Jesseir Coelho de Alcántara, quien ha afirmado que el aborto debería ser permitido en casos de microcefalia, reconoció la complejidad del tema.

 

 

“Sé que esto es muy difícil porque el tema es nuevo. Requiere una discusión a fondo y persiste una marcada influencia religiosa”, dijo Coelho de Alcántara, juez en el estado de Goiás. “Sin embargo, mi posición es que se debería permitir el aborto en caso de microcefalia”.

 

 

Aquellos que impulsan las modificaciones a las leyes sobre el aborto aducen un fallo emitido en 2012 por el Tribunal Supremo Federal de Brasil, que permite la interrupción del embarazo cuando el feto tiene anencefalia, un serio defecto congénito en el que partes del cerebro o cráneo están ausentes. Casi todos los bebés con anencefalia mueren poco después del nacimiento, según el Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos. Sin embargo, la microcefalia es mucho menos predecible. Incluso cuando se detecta antes del nacimiento, los médicos a menudo no pueden precisar cuáles serán los efectos, lo que hace aun más complicada la decisión sobre el aborto.

 

 

Los cálculos sobre el número de abortos ilegales en Brasil varían ampliamente. Académicos brasileños, que se basan en registros hospitalarios donde se indica que unas 150.000 mujeres buscan cada año atención médica por complicaciones derivadas de abortos ilegales, estiman que se practican casi 850.000 abortos ilegales en el país.

 

 

Si bien las leyes brasileñas sobre el aborto son menos estrictas que las de otros países latinoamericanos (en El Salvador, por ejemplo, el aborto no está permitido bajo ninguna circunstancia), los procedimientos ilegales no son tratados a la ligera.

 

 

Una mujer brasileña fue esposada a una cama de hospital y arrestada luego de que buscara atención médica por un aborto fallido. Un juez de la ciudad de Campo Grande sentenció a otras mujeres que se habían sometido a abortos ilegales; la sentencia consistía en hacer servicio comunitario en centros de cuidado infantil, con el argumento de que eso les enseñaría a amar a los niños. Se autorizó a una niña de 9 años, que dijo haber sido violada por su padrastro, para que se sometiera a un aborto en Recife, pero solo después de una acalorada batalla nacional en la que los funcionarios superaron las objeciones de los líderes religiosos.

 

 

Débora Diniz, antropóloga e investigadora en Anis —un grupo a favor del derecho al aborto que prepara una demanda para legalizarlo en casos de microcefalia—, equiparó la crisis del zika con la larga lucha para permitir el aborto en casos de anencefalia, que duró cerca de una década.

 

 

“Tenemos una epidemia, una emergencia, y la salud pública no está cuidando apropiadamente los derechos de la mujer”, dijo. “Nuestros derechos constitucionales están en riesgo. El derecho al cuidado de la salud y el derecho a la dignidad humana”.

 

 

Los dirigentes religiosos juran que resistirán cualquier esfuerzo por modificar las leyes.

 

 

“Nada justifica un aborto”, dijo el reverendo Luciano Brito, portavoz de la Arquidiócesis Católica de Olinda y Recife, ante reporteros. “Solo porque un feto tiene microcefalia no cambiaremos nuestra postura”.

 

Fuente: NYT
Por SIMON ROMERO

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