logo azul

El santo y la limosna

Categorías

Opiniones

El santo y la limosna

“Pensionados protestaron porque solo recibieron Bs 2 millones en efectivo”, tituló El Nacional una noticia sobre la reacción de personas de la tercera edad ante el más reciente maltrato oficial del que fueron víctimas. Esperaron inútilmente a las puertas de una agencia bancaria, a fin de retirar los 8.400.000 bolívares (algo menos de 2,50 dólares) que recibirían  esta semana.

 

 

No hubo cobres suficientes y el gobierno se burló de los ancianos, y frustró sus expectativas con la misma insensibilidad mostrada ante los fallecimientos por desnutrición infantil. Niños y viejos, débiles e indefensos, son el blanco preferido de quienes gestionan (y se lucran con ella) la seguridad social revolucionaria.

 

 

 

Grande fue la decepción de los mayores. Querían adquirir alimentos pagando en efectivo. No por sabios, a su provecta edad lo son tanto como Satán, los pensionados del IVSS pensaban con esos ocho millones y pico de bolívares comprar bastimentos pagando hasta cinco veces menos el costo en dinero electrónico. Pero una decisión ejecutiva acabó con sus modestas aspiraciones de, aunque fuese por una vez, comer más o menos completo.

 

 

 

“El reclamo fue espontáneo debido a la rabia de no poder cobrar completo”, dijo una afectada por la restricción a la reportera de este periódico Ana Díaz, a la entrada de una entidad bancaria, en la avenida Urdaneta, uno de cuyos canales fue cerrado por jubilados en una de las varias manifestaciones que se hicieron sentir en diversos sitios, provocadas por el irrespeto del gobierno, al no cumplir con las compromisos contraídos con quienes trabajaron toda su vida a fin de ganarse el derecho a un retiro confortable, y no a perder el tiempo haciendo colas para ser mancillados y ofendidos, por burócratas enfurruñados, con una misérrima asignación, inferior, en términos indexados, a las cuotas por ellos aportadas semanalmente al Seguro Social, a lo largo de su vida activa y productiva.

 

 

 

Los pensionados, informa la periodista, se enfilaron, ordenada y pacientemente, a las puertas de oficinas y agencias de la banca pública y privada de toda la nación, alrededor de las 2:00 am –por madrugadores, supusieron, tal vez Dios les ayudaría–. A la 8:30 am recibieron “un baño de agua fría”, cuando funcionarios de la superintendencia bancaria les notificaron que no había billetes suficientes y solo se abonaría en contante y sonante una cuarta parte del total que percibirían.  Esa chispa encendió la cólera ciudadana y, voceando a coro ¡Maduro, da la cara!, ¡Queremos nuestros reales!, trancaron calles y avenidas adyacentes a los bancos, no solo en la capital. Portales informativos, aún no hackeados por Conatel, dan cuenta de movimientos similares en todo el país.

 

 

 

Estas protestas tienen, si no idéntico origen que las protagonizadas por trabajadores de distintos sectores que incluyen de modo significativo a empleados públicos, al menos análogo carácter, pues se basan en la exigencia de mejores condiciones de vida. Así de simple.

 

 

 

Después de 20 años de sueños rotos y promesas incumplidas, la gente no come cuentos del mañana y añora el mejor vivir de ayer. ¡Ay, Nicolás, cuidadito con la limosna; el santo está mosca!

 

 

Editorial de El Nacional

Comparte esta noticia:

Contáctanos

Envíe sus comentarios, informaciones, preguntas, dudas y síguenos en nuestras redes sociales

Publicidad

Si desea obtener información acerca de
cómo publicar con nosotros puedes Escríbirnos

Nuestro Boletín de noticias

Suscríbase a nuestro boletín y le enviaremos por correo electrónico las últimas publicaciones.