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El reseco jardín botánico

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El reseco jardín botánico

Maduro y su odio contra la UCV

 

 

El Jardín Botánico de la Universidad Central de Venezuela formaba parte del acervo natural de ese admirable conjunto arquitectónico y urbano que es orgullo de los caraqueños y forma parte, por decisión de la Unesco, del Patrimonio Cultural de la Humanidad.

 

 

El parque se comenzó a gestar ­antes de que Carlos Raúl Villanueva trazase los primeros esbozos de su obra magna­ en 1944 por iniciativa del médico y botánico venezolano Tobías Lasser, quien contó con la valiosa colaboración de August Braun, horticultor suizo, y de Pedro Naspe, jardinero venezolano.

 

 

El entusiasmo de ese trío dio vida a las 70 hectáreas de un jardín excepcional por la variedad, exuberancia y exotismo de su flora que, para el momento de su apertura al público (1958), era el único espacio de ese tipo en toda la vasta geografía nacional.

 

 

El parque siempre fue administrado por la UCV hasta que un desafortunado allanamiento a la casa que vence las sombras, por un gobierno poco amigo de la autonomía universitaria, lo puso en manos de Inparques y del Ministerio del Ambiente.

 

 

Ahora está bajo la tutela de una fundación que originalmente se proponía velar por su conservación, así como por el cuidado del Herbario Nacional de Venezuela y de la Biblioteca Henri Pittier. A esa fundación no la quieren los empleados del parque, que abogan porque sea la Facultad de Ciencias la que se ocupe de la gerencia y mantenimiento de ese jardín de Caracas al que hizo referencia Maduro manipulando hechos y afirmando, para ganar indulgencias con escapulario ajeno, que lo que «antes era una belleza» había sido devuelta a nuestra máxima casa de estudios por Hugo Chávez y que esta no se ha ocupado de cuidarlo.

 

 

No dijo Nicolás que su gobierno es avaro con el presupuesto de las instituciones de educación superior, ni se refirió a la escasez de agua y energía, de la cual responsabiliza al niño, a la niña, al muchacho o la muchacha, sin explicar por qué no se previeron las travesuras de esos infantes. No, no habló de lo evidente: que, en última instancia, su gobierno es responsable no solo de la ruina material de ese pequeño pero imprescindible pulmón vegetal, sino también de la degradación generalizada de las reservas vegetales del país. Pero, ¿qué se puede esperar de un gobierno que prefiere la importación a la siembra, el cultivo y la cosecha? Nada que no sea ruina y robo.

 

 

En relación con las declaraciones del menguante Nicolás, el presidente del Sindicato de Trabajadores de la UCV, Eduardo Sánchez, sostuvo que, si de verdad al Ejecutivo le preocupa la situación, debería convocar al gobierno universitario y a los trabajadores, «que conocen la realidad de primera mano» para buscar soluciones.

 

 

Quienes hayan visto las fotos publicadas el miércoles 10 en este periódico, como parte de la información que daba cuenta de la desidia y dejadez que han convertido lo que era un vergel en algo menos que un gamelotal, entenderán que sin insumos ni herramientas poco o nada pueden hacer los trabajadores y sus representantes sindicales.

 

Editorial de El Nacional

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