El pollo le contesta al pajarito
junio 7, 2019 4:36 am

 

El usurpador mintió a su gusto en el frustrado encuentro que realizó a medias con el periodista mexicano Jorge Ramos, pero el descubrimiento de las patrañas no se debió a las preguntas del entrevistador, sino a que los espectadores venezolanos sabemos cómo se las gasta el personaje a la hora de fabricar historias. Un interrogatorio menos beligerante y más enterado de lo que sucede entre nosotros hubiera puesto las cosas en orden. Menos mal que saltan las aves del viejo y desvencijado gallinero, y así la verdad vuelve a primer plano.

 

 

En este caso hablamos del general Hugo Carvajal, alias el Pollo. Dijo el usurpador en su pleito con el periodista extranjero que había echado a Carvajal de su gobierno porque le descubrió malos procedimientos, y que nunca lo quiso ver ni en pintura. No detalló las pruebas de mala conducta que lo llevaron a echarlo de un trabajo que había desempeñado en las alturas del chavismo y con el favor del “comandante eterno”, pero destacó que cuando se encargó del régimen lo primero que hizo fue despedirlo. Como Ramos no escarbó el tema porque carecía de evidencias para hacerlo, o porque no lo dejó el arisco interrogado, tuvo que salir el ave del antiguo corral a ponerlo en su lugar.

 

 

Carvajal no solo asegura que el usurpador lo llamó para colocarlo de nuevo en sus funciones de cabeza de la contrainteligencia militar, ajetreos de confianza que se convirtieron en oficiales cuando fueron anunciados en la Gaceta Oficial, sino que, para mantenerlo en su elevación, lo designó cónsul general en Aruba. Sobre la suerte de este último nombramiento sobran los testimonios, pues fue objeto de clamoroso recibimiento cuando el gobierno de Estados Unidos lo reclamó sin éxito al gobierno caribeño para juzgarlo por delincuente. Fue recibido como héroe de la soberanía nacional cuando Maduro se estrenaba en su gestión. Desmentido sin paliativos, por lo tanto.

 

 

Pero Carvajal no se va por las ramas, pues después arremete contra las afirmaciones del entrevistado sobre la fidelidad y la profundidad de sus creencias religiosas. Como saben los destinatarios de la curiosa entrevista, que han sido miles, confesó sus convicciones de buen cristiano y el apego de su conducta a los sacrosantos principios de la catolicidad. Pías mal, pajarito, te salen mal los trinos, asegura ahora el Pollo, debido a que toda Venezuela sabe de tus genuflexiones en el culto de Sai Baba y, mucho peor, de tus vínculos con la santería. En este último punto aporta Carvajal pormenores dignos de especial atención, pues no solo lo ve rodeado de chamanes y de agoreros venidos de Cuba, adornado con fetiches y talismanes caribeños, sino también sirviéndose del dinero público para la cancelación de los ritos.

 

El ministro de Finanzas, Carlos Osorio, remitió medio millón de dólares a Cuba para cancelar el trabajo de los santeros. Medio millón de dólares del erario, por supuesto, porque el fiel creyente no se sacó ni un peso del bolsillo para que le hicieran los lavatorios y los ensalmes de rigor. Son afirmaciones salidas de la pollera, naturalmente, pero dignas de crédito para quienes sabemos cómo se manejan los círculos del poder con sus pecados, con sus caprichos, con sus inconsistencias y con la necesidad de superarlas. De lo cual se desprende que ha estado mejor la cola de la entrevista que lo que se dijeron en ella los “contrincantes”.

 

 

 

Editorial de El Nacional