El bosque de huiro: un entramado de algas vital para el ecosistema patagónico
agosto 9, 2019 2:42 pm

El aspecto fantasmagórico de los bosques de huiro anima a pensar lo contrario, pero el conglomerado de algas que lo conforman está lleno de vida y da cobijo a unas 240 especies, por lo que resulta indispensable para mantener el ecosistema y la biodiversidad de la Patagonia.

 

 

 

 

 

Esta amalgama de algas de color pardo, que pueden llegar a medir hasta 70 metros entre su parte subacuática y la que sale a la superficie, crece en las frías aguas de Oceanía, las Islas Malvinas y toda la costa del Pacífico, y en especial en el sur de Chile, formando grandes extensiones de bosques submarinos.

 

 

 

 

 

El fiordo Yendegaia, que se encuentra en sector chileno del canal Beagle -un estrecho de 280 kilómetros que separa la ciudad más al sur argentina, Ushuaia, y la última chilena, Puerto Williams,- es un lugar idóneo para observar las poblaciones de esta alga.

 

 

 

 

 

 

Hasta ese lugar se desplazó a finales del pasado mes de julio un grupo de investigadores del Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (Ideal) de la Universidad Austral de Chile, al que se sumó Efe, para estudiar el ecosistema que se genera dentro de un bosque de huiro.

 

 

 

 

 

«Estos bosques son importantes áreas de reproducción y alimentación de animales y reúnen desde bacterias hasta grandes depredadores», aseguró a Efe Mauricio Palacios, quien está realizando el Doctorado en Biología Marina de la Universidad Austral de Chile y que estudia la reacción de este alga ante cambios ambientales.

 

 

 

 

 

El doctor en biología marina y miembro del Centro Ideal Miguel Pardo ratificó en declaraciones a Efe que el bosque de huiro es vital para el ecosistema patagónico y afirmó que esta zona del mundo sería muy distinta sin estas algas.

 

 

 

 

 

«Hay una biodiversidad intrínseca de especies que bien solo dentro de ese hábitat. Solamente el disco adhesivo de una planta podemos encontrar cien especies, entre ellas cangrejos-araña, centollas, erizos, caracoles, lapas, etc.», explicó Pardo.

 

 

 

 

En la Patagonia chilena solo se han hecho hasta el momento «estudios puntuales» de este alga, que ante «un eventual cambio climático drástico, quizás podría cambiar de hábitat o colonizar nuevas áreas de Suramérica», aseveró Palacios, para explicar la importancia de entender cómo se reacciona el huiro ante diferentes condiciones.

 

 

 

 

 

Un estudio mundial de 2016 determinó que, en un periodo de cien años, en algunas zonas de Oceanía los bosques de huiro «desparecieron por completo debido al aumento de corrientes de agua caliente mientras que en otros lugares del planeta colonizaron nuevos espacios», agregó este investigador.

 

 

 

 

«En la Patagonia todavía no hay ningún dato sobre cómo ha cambiado su distribución o si ha habido un aumento o disminución», explicó Palacios, quien con su pionero estudio quiere determinar el comportamiento de los bosques de huiro bajo diferentes condiciones de agua y luz.

 

 

 

 

La influencia del glaciar Stoppani, que se encuentra a pocos kilómetros del Yendegaia, hace que este sea un lugar idóneo para observar la biología de este alga, ya que en poca distancia cambian las condiciones marinas.

 

 

 

 

 

 

Palacios hizo una serie de buceos en la zona para sacar muestras y los primeros análisis mostraron que el huiro es resistente y se adapta a condiciones ambientales «estresantes».

 

 

 

 

 

Pero el cambio climático no es la única amenaza de estas zonas verdes: la pesca y, en concreto, la «cosecha» de estas algas también merma su presencia y puede poner en riesgo su subsistencia.

 

 

 


Las algas tiene numerosas aplicaciones en productos cosméticos, farmacéuticos y hasta como alimento para animales y personas.

 

 

 

 

 

 

Estudios como estos pueden ayudar a protegerlas con medidas específicas cuando se haya probado aún más su determinante rol en el ecosistema marino austral.

 

 

 

 

 

En esta expedición del Centro Ideal también participó una investigadora de la Universidad de Oxford, Alejandra Mora, quien en su doctorado está desarrollando un índice que permite la detección aérea de estos bosques de huiro en todo el mundo.

 

 

 

 

 

Mora ha creado una formula que a partir de imágenes de satélites localiza estas algas a través de un solo clic.

 

 

 

 

«Mi objetivo es lograr un sistema de monitoreo satelital para poder ver los cambios en el tiempo y comparar con los años las modificaciones de estos bosques», explicó Mora, quien viajó hasta Chile con un dron y un robot submarino para validar en terreno el mapa que está desarrollando de forma remota.

 

 

 

 

 

El primer paso de este proyecto es detectar con fotografías los bosques de huiro en todo el mundo y luego ir avanzando a otros tipos de algas, «las que están bajo la superficie y no son tan visibles, como la Lessonia», un genero de algas pardas, conocidas como huiro del sur o chascon del sur, añadió.

 

 

 

 

«El mapeo de hábitats a través de drones es muy reciente. Por eso en estos momentos es un trabajo de ensayo y error para poder abrir nuevas metodologías de trabajo», sentenció Mora quien espera que su estudio pueda ayudar a la detección aérea de otras especies.

 

 

 

 

 

EFE