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Largas colas, gritos de angustia, empujones tras empujones y semblantes agotados y desesperados. Así sobreviven los ciudadanos en los supermercados y farmacias del país
“Ante cualquier situación de crisis siempre hay dos tipos de personas: está el que sabe cómo aprovecharse del momento y el que no. Este mundo es de los vivos. Aparentemente, el honesto es quien sale perdiendo”, comenta la señora Ana González mientras hace la cola en una farmacia del Centro Comercial Terras Plaza, para comprar un paquete regulado de cuatro rollos de papel sanitario para consumo personal.
La escasez ha tocado la puerta de los hogares venezolanos en toda su extensión. Como consecuencia de la actual crisis económica que atraviesa Venezuela, son diversas las áreas productivas del país que se han visto afectadas; el sector alimentario no ha sido la excepción. La ausencia de productos básicos ha generado, como muchos denominan, “un nuevo oficio en el país”: el bachaqueo.
Estos trabajadores informales, popularmente conocidos como bachaqueros, pasaron de ser los contrabandistas que cruzan la frontera con Colombia transportando alimentos y combustible a bajísimos costos, para convertirse en compradores y revendedores de productos básicos dentro del país. Algunas personas los llaman oportunistas, para otros son sencillamente un “mal necesario”, pues son muchos quienes prefieren pagar costos elevados y evitar así las frustrantes horas de búsqueda y las colas interminables, muchas veces bajo el sol.
BACHAQUEANDO SE OBTIENEN MAYORES INGRESOS
“¡La plata no alcanza para nada!”; “¡Me sobra mucho mes al final del sueldo!”, “¡Este país se está cayendo!”, son algunas de las frases que se escuchan en cualquier cola de supermercados, farmacias, o puestos de venta informal en las calles. Luis Vicente León, presidente de Datanálisis, asegura que la principal preocupación del venezolano sigue siendo la situación económica del país: “un estudio reciente reflejó que 84,3% de los ciudadanos la califica como negativa”. El problema de la inseguridad sigue estando opacado por el de la escasez.
A partir del 01 de noviembre del presente año, el sueldo mínimo oficial se posicionó en Bs. 9.648,18 más Bs. 6.750 en Cesta-Tickets. El articulista Francisco Briceño explica que esto significa que un empleado formal, ajustado a este sueldo, gana diariamente Bs. 74,13 más los Bs. 150 del bono de alimentación. A esto debe agregársele aproximadamente Bs. 24,50 correspondiente a las utilidades, antigüedad y otros conceptos, lo que sumaría un total de Bs. 650,68.
Según el más reciente estudio del Centro de Documentación y Análisis de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas), la canasta básica se ubica en más de Bs. 110 mil, lo que significa que se necesitarían más de 10 salarios mínimos para poder cubrirla. La situación es delicada, y expertos aseguran que esta ha empujado a los ciudadanos a rebuscarse, a encontrar a toda costa una manera de hacerle frente a la crisis.
Luis Vicente León explicó hace unos meses que una persona que se dedique plenamente al bachaqueo puede invertir Bs. 400 y al revender los productos ganar un aproximado de Bs. 6.000. Suponiendo que realice esta labor una vez a la semana debido a las restricciones existentes, como por ejemplo la compra por terminación de número de cédula, totalizaría una suma de Bs. 24.000 al mes. Si se cuenta que esta persona “bachaquee” en familia, y trabajen tres o cuatro días por semana, se estaría hablando, entonces, de un ingreso familiar mayor a los Bs. 70.000 por mes.
“MI HIJA NECESITA COMER”
Dilia Rincón, de 31 años de edad, se ha dedicado desde hace casi dos décadas a trabajar en casas de familia. Su pareja es conserje y tienen una hija de tres años. “Limpio, lavo, plancho y cocino. Yo hago de todo y hago lo que tenga que hacer. Desde los 12 años me mantengo sola”, dice Dilia cuando comienza a relatar su historia.
Rincón cuenta que siempre ha trabajado de lunes a sábado, y cuando le “sale un tigrito” algún domingo “no lo pela”. Actualmente cobra Bs. 750 por cada día de limpieza, pero “las cuentas ya no dan y el dinero no alcanza”. Dilia comenzó a bachaquear desde hace unos meses “para poder sobrevivir”.
“Los martes y sábados ahora son mis días sagrados. Y mi cédula… ¡a esa la cuido más que a mi hija!”, dice entre risas mientras explica su nueva rutina. Continúa trabajando en casas de familia, exceptuando los días que le toca comprar. “Desde las 5 am ya estoy agarrando la buseta con mi muchachita. De lo que consiga ese día depende su comida, su ropita, sus medicinas. Todo”. Dilia recorre los supermercados que tenga que recorrer, tiene amigos vigilantes y bolseros que le avisan qué productos hay y dónde, compra todo lo que pueda y, al momento de revender, sus primeros clientes son los dueños de las casas donde trabaja. “Yo lo tengo muy fácil, esas señoras me compran casi todo. Lo que no, lo remato en el edificio en el que mi pareja trabaja”
Entre los productos más solicitados por sus clientas está la Harina Pan, el papel sanitario, las toallas íntimas, champú, jabón de baño, afeitadoras y pañales. “Yo no soy como la gente de Petare, que es capaz de vender una harina en Bs. 300 o una fórmula para bebés de ciento y pico en Bs. 2.000. Yo le gano, pero no abuso. Al final es lo que me toca por calarme las colas”. También cuenta que su pareja trata de hacer lo mismo, por lo menos, una vez a la semana; pero su trabajo no le permite ausentarse todo el día, entonces, “no le saca mucho provecho y solo frecuenta los supermercados de la zona, si da tiempo”.
Dilia destaca que hay días buenos y otros no tanto porque no siempre se consiguen los productos. Sin embargo, explica que siempre hace más del triple de lo que invierte. “Gano mucho más dinero dejando esos días para bachaquear. Con mi trabajo yo hago más del sueldo mínimo, y eso no alcanza para nada. Yo hago la cola, sentada, parada, de cabezas, como me toque, y me pagan por eso. Yo no estoy robando a nadie, al que no le guste que vaya a hacer cola y aguante sol y golpes”
Estos son los aproximados de algunos de los productos que vende Dilia Rincón:
CREAN REDES VIRTUALES DE BACHAQUEROS
Para muchos, los bachaqueros se han convertido en una especie de “plaga” que se propaga por doquier sin ningún tipo de control. Esta actividad se practica en todas partes del país, en cada rincón. Luis Vicente León asegura que aproximadamente entre 60% y 70% de las personas que hacen las colas diariamente en los supermercados y diferentes establecimientos son bachaqueros.
¿Pero qué pasa después de obtener los afamados productos? Lo habitual es revenderlos en establecimientos de venta informal, comúnmente conocidos como buhoneros, en las diversas zonas de la ciudad. En Caracas, por ejemplo, la redoma de la Parroquia Petare es “el reino del bachaqueo”. Este es el sector de reventa especulativa de productos básicos más concurrido. Los compradores consiguen “de todo”, pero eso sí, a precios realmente elevados. Un rollo de papel sanitario por Bs. 250; un paquete de café por Bs. 500; afeitadoras por Bs. 450; mayonesa por Bs. 500; mantequilla por Bs. 400; por nombrar solo algunos ejemplos.
Pero como el venezolano ha aprendido que “tiene que ingeniárselas”, la tarea no llega hasta aquí. La comunidad bachaquera se ha expandido hasta formar “redes virtuales”. No todos cuentan con teléfonos inteligentes, pero quienes sí sacan provecho de esto y crean grupos por Whatsapp o Blackberry Messenger para “dar el pitazo” y avisar a sus “socios y/o clientes” qué productos hay y dónde pueden conseguirlos. Además, publican los productos en redes sociales como Twitter, Instagram y Facebook para conseguir mayor clientela y, en ocasiones, realizan subastas: “quien pague más se lo lleva”, y cómo dicen por ahí “la necesidad tiene cara de perro”.
El mecanismo del grupo de Whatsapp o Blackberry Messenger, no solo ha tenido cabida dentro de la red de bachaqueros, también se ha vuelto habitual en el venezolano común, pues los vecinos buscan ayudarse unos con otros y avisan voluntariamente enviando mensajes a los grupos cada vez que surten los supermercados con productos regulados.
EL GOBIERNO TOMA MEDIDAS
En mayo de 2015, Andrés Eloy Méndez, directivo de la Superintendencia de Precios Junstos (Sundee), afirmó que desde el organismo se articulan acciones para batallar con la especulación y el acaparamiento. El funcionario declaró que más del 80% de las denuncias diarias que hacen a la institución están vinculadas con la reventa de productos de la cesta básica.
Para el mes de agosto de este año, el presidente Nicolás Maduro anunció la implementación de una OLP –Operación para la Liberación del Pueblo– contra el bachaqueo. Con esta medida, en Caracas se decomisaron alimentos en edificios de la Misión Vivienda en sectores como: Montalbán, La Paz y la avenida Bolívar. Asimismo, se incautaron productos de primera necesidad en los estados Yaracuy, Nueva Esparta, Zulia, Mérida y Táchira.
El 21 de agosto las autoridades incautaron 30 toneladas de arroz en Mérida, mercancía que se presumía iba a ser llevada a Colombia. Ese mismo día confiscaron más de 43 toneladas de alimentos en Táchira, de las cuales 36 eran bultos de azúcar. Durante los operativos de OLP se detuvieron a varias personas por la reventa de productos básicos a precios especulativos; el operativo en Charallave arrojó 20 detenidos, el de La Guajira, en el estado Zulia, culminó con la aprehensión de 10 bachaqueros, y en el sector Los Filúos, de la misma entidad, se detuvieron a 10 personas más.
Aunado a esto, se activaron medidas especiales, mayormente en la frontera con Colombia, para hacer frente, entre otros delitos, al contrabando de productos básicos. En el momento se oficializaron 250 detenciones en la frontera, vinculadas directamente al contrabando hacia Colombia de alimentos, medicinas y combustible.
Asimismo, la fiscal general de la República, Luisa Ortega Díaz, afirmó el pasado mes que exactamente 5.395 personas habían sido detenidas en lo que va de año, y casi 2.000 permanecen tras las rejas por problemas de contrabando y reventa de productos regulados tanto dentro del país como fuera, en palabras más sencillas: por la práctica del bachaqueo.
En sus más recientes declaraciones, Andrés Eloy Méndez aseguró que en los próximos días se iniciará un plan de operaciones contra el bachaqueo de productos básicos por las redes sociales y páginas web. Aclaro que “no está mal” hacer uso de medios electrónicos para vender, pero hizo un llamado a la reflexión advirtiendo que “vender a precios inflados es delito de especulación”.
En la Gaceta Oficial número 40.774, publicada el 27 de octubre, se estableció un margen máximo de ganancia para la comercialización de bienes y servicios: 20% para los importadores y 30% para los productos nacionales. Sundee ajustará los precios que excedan estas cifras.
¡AQUÍ HAY BACHAQUEO PA’ RATO!
Pese a las acciones que el Gobierno ha emprendido para combatir esta práctica, el bachaqueo no ha perdido fuerza. Todo lo contrario, esta actividad parece estar cada vez más consolidada. “Bachaquear” se ha convertido, prácticamente, en la nueva ocupación de los venezolanos, y da la impresión de no tener un final cercano. Estas son las reacciones de algunos ciudadanos que muestran su descontento por medio de las redes sociales:
Por que este gobierno acosa a los comerciantes y productores del país pero no controla los bachaqueros? Petare full de huevos!!!
— Eleosina Giasmin (@eleosinapepe) November 29, 2015
sigue la anarquía en petare,ya no se puede ni caminar por las aceras llenas de bachaqueros y buhoneros,robando al pueblo,fuera todos de aqui — RICHARD JOSE JIMENEZ (@Richard12Jim) November 27, 2015
Pero a los bachaqueros que venden productos en las aceras cercanas al metro de Petare, los cuida la GNB. https://t.co/zqulyUG5kf — Kike Morales (@K_Enrique_MC) November 26, 2015
@sundde_ve Quisiera ver fotos de fiscalización de los bachaqueros buhoneros de La Vega y Petare
— Héctor Bello (@HctorBello1) November 25, 2015
Los que hacen colas son la nueva clase social «Los bachaqueros» ganan más que un ingeniero y… También votan — lilian rangel (@lilianrangel) December 1, 2015
@NicolasMaduro señor presidente en maracaibo el bachaqueo esta a flor de piel un desodorante vale 1200bs y no se consigue
— jose rodriguez (@Jose2373Jose) November 23, 2015
En general, el venezolano se siente “resignado y agotado” de la situación actual. La crisis nos afecta a todos, bachaquees o no bachaquees”, dice la señora Olivia, quien reside en Las Minas de Baruta. “Yo no pierdo la esperanza, y pienso que esto en algún momento tiene que cambiar. Aunque si te soy sincera, cuando camino por mi barrio y veo a tanta gente a mi alrededor haciendo lo que le da la gana, de una pienso que ¡aquí hay bachaqueo pa’ rato largo!
Raquel Linares
