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El amor y el odio que produce ‘Narcos’

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El amor y el odio que produce ‘Narcos’

Reacciones a la serie de Netflix acerca de la imagen que está forjando de Colombia en el exterior.

 

 

El mexicano Damián Alcázar  es el protagonista de esta temporada.

 

 

 

“Cuando lo veo siento un poco de tristeza, ya que representa una realidad muy dura”, fue el comentario de Edwin Estrada, un comunicador social caleño que vio los primeros episodios de la tercera temporada de Narcos.

 

 

 

La producción de Netflix revela, a través de una mezcla de realidad y ficción, la manera en la que operó el cartel de Cali tras la muerte del capo antioqueño Pablo Escobar.

 

 

 

 

La serie ya lleva varias semanas al aire en la plataforma de contenidos de cine y TV para la web, pero el debate acerca de la imagen de Colombia que se construye en el extranjero a partir de ficciones como esa se reabrió el fin de semana, durante la visita del papa Francisco al país.

 

 

 

Un artículo de José M. Vidal, del diario El Mundo de España, titulado ‘Francisco, en la patria de los narcos’ (para hablar de la vista del pontífice a Medellín), fue tildado de ofensivo y de perpetuar el estereotipo de que esta ciudad ‘adora’ a Escobar.

 

 

 

La discusión sobre el mal que hace un producto como Narcos, que revive una época de violencia y narcotráfico, llevó a algunos opinar en las redes sociales: “Cuando las personas escuchan ‘Colombia’, lo primero que asocian es Pablo Escobar”. “… Bueno, ahora es posible que conozcan más al clan de los Rodríguez”. “¿Por qué le dan espacio a una serie que habla mal de nuestro país?”

 

 

 

Sobre qué tan dañina puede ser para la imagen de Colombia una serie como Narcos, el periodista chileno Matías de la Mazza, del diario La Tercera, dice que eso depende de la percepción que una persona ya tenga del país.

 

 

 

“Si alguien sigue viviendo bajo el prejuicio de que Colombia y ciudades como Cali o Medellín son peligrosas, por supuesto que una serie como esta refuerza esa idea”.

 

 

 

Por su parte, el escritor español Jorge Carrión (autor del libro Teleshakespeare) va un poco más allá al decir que “la imagen y la narrativa de una ciudad no son propiedad de sus ciudadanos, y Pablo Escobar y sus herederos ya son patrimonio de la humanidad. Como Lucifer, Atila, Robin Hood, el Joker o Adolfo Hitler. Patrimonio oscuro de la humanidad. El cartel de Cali en Narcos es pasado, es historia, una oportunidad para reflexionar sobre los hechos desde la construcción dramática que brinda la ficción”.

 

 

 

A su vez, el realizador y productor colombiano Jhonny Hendrix Hinestroza (Chocó, Candelaria) dice: “Creo que, para bien, debemos entender que son historias del pasado de las que es mejor hablar (…). Imaginemos por qué en Alemania se siguen haciendo películas de la Segunda Guerra Mundial, de lo que se vivió y cómo eso transformó el mundo”.

 

 

 

La gente es libre de ver o de obviar una serie. En el caso de Narcos, es difícil no tomar partido (a favor o en contra), ya que se trata de un tema cercano para la audiencia colombiana y una apuesta narrativa seductora para el mercado internacional.

 

 

 

“El problema no está en las series”, insiste el analista de medios Mario Morales.

 

 

 

Desde su óptica, hay en la narcoserie una representación del arribismo, cortoplacismo y otros defectos, como si fueran valores positivos. “Lo que pasa es que cuando nos lo cuentan en pantalla pretendemos negarla”, agrega.

 

 

Morales reconoce que la televisión es más emocional que racional, y no se trata solo de ver o no ver algo como Narcos. Precisamente, el estar en contra de esta es parte de ese proceso de reaccionar.

 

 

 

“Es posible que algunos digan que la odian pero estén pegados viéndola, porque al final la dura realidad es que la imagen negativa del país se forja por lo que pasa, y la serie solo refleja (o refuerza) esa idea del país que al final no nace del producto televisivo como tal”, recalca Morales.

 

 

 

Andrés Calderón, CEO de Dynamo –la productora de Narcos–, añadió: “Que no se nos olvide que es una ficción que tiene la labor de entretener y de ganarse la atención de la gente que le regala unas horas de su tiempo a esta historia, que no tiene el espíritu de documental pero sí un tema de fondo acerca de lo que pasó en Colombia y el poder de resiliencia de un país que superó un momento crítico y que pudo pasar la página”.

 

 

ANDRÉS HOYOS VARGAS
Cultura y Entretenimiento

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