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De víctimas a bioterroristas

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De víctimas a bioterroristas


 
 
Los retornados son víctimas del régimen. Eso es lo primero que hay que aclarar a los que les ha dado por achacarles la responsabilidad de los contagios “importados” de covid-19.

 

 

Lo que sucede es que este régimen tiene por costumbre estigmatizar a todos los que se le oponen o no se dejan manipular. Esa es una característica muy bien aprendida, desde que el difunto Chávez comenzó a dividir a los venezolanos.

 

 

La realidad es que cuando los caminantes tomaron la terrible decisión de comenzar a deambular por América Latina lo hicieron empujados por la angustia de sobrevivir a un régimen hambreador y criminal.

 

 

No decidieron tomar un avión e irse de vacaciones, la mayoría es gente humilde que entendió que su familia tendría pocas oportunidades de subsistir si no buscaba sustento en otra parte.

 

 

Muchos fueron acogidos por países hermanos en donde, mal que bien, consiguieron algo de trabajo y un techo. Como era gente de bajos recursos y escasa preparación, sus opciones siempre fueron pocas. Y por eso, cuando comenzó el covid-19 a golpear las economías de las ciudades en donde se establecieron, no tuvieron más alternativa que emprender el regreso.

 

 

Esos son los “bioterroristas” a los que día tras día el jefe del régimen y sus secuaces hacen referencia cada vez que hablan de los casos “importados”. Lo declaran disfrazadamente, lo mencionan como quien no quiere la cosa.

 

 

Pero llegó el sacerdote Numa Molina y lo espetó sin pelos en la lengua, sin ninguna caridad cristiana y por una red social: “Un #TrocheroInfectado es un bioterrorista que te puede quitar la vida a ti y a tus seres más queridos. Entren por los pases autorizados, bienvenidos a su patria pero sométanse a la cuarentena, no vengan a infectar a los venezolan@s”.

 

 

¿Será que estos bioterroristas además son suicidas, que se arriesgan a dormir en la calle, a caminar sin comer, para llegar a su casa? ¿Sabe el sacerdote que las autoridades venezolanas solo autorizan el ingreso desde Cúcuta de un poco más de 1.500 retornados por semana y que muchos han tenido que improvisar tiendas con bolsas de plástico para esperar su turno en la frontera?

 

 

Curioso, por no decir otra cosa, que el sacerdote coincida plenamente con el Comando Estratégico Operacional de la Fuerza Armada Nacional que por sus redes sociales ha dicho: “Un trochero es un Bio-Terroristas (sic), que deja en riesgo la salud de todos”.

 

 

Y no porque el jesuita sea un soldado de Cristo, porque la Compañía de Jesús, encabezada en el país por el padre Rafael Garrido, se ha ocupado de aclarar que están en desacuerdo totalmente con Molina, quien habló evidentemente a título personal.

 

 

Los jesuitas en Venezuela han estado siempre del lado de los más necesitados, y en esta ocasión no es diferente. Por eso afirmaron en un comunicado que ratifican “su compromiso, solidaridad y cercanía con las personas que buscan retornar al país, así como con todo el país en medio de esta complicada situación en la que todos debemos sacar lo mejor de nosotros mismos para superarla”.

 

 

Los venezolanos saben de su dedicación y entrega y les agradecen todo el trabajo que hacen.

 

 

Editorial de El Nacional

 

 


 
 
 
 

 
 


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