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De presidente en la televisión a candidato a la presidencia de Ucrania

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De presidente en la televisión a candidato a la presidencia de Ucrania

Volodymyr Zelensky, candidato a la presidencia de Ucrania en el set de filmación de su programa televisivo «Servidor del pueblo» en Kiev, Ucrania CreditBrendan Hoffman para The New York Times

 

 

KIEV, Ucrania — Antes de decidir que competiría por la presidencia de Ucrania, Volodymyr Zelensky encarnó a un presidente en una serie de televisión llamada “Siervo del pueblo”. El programa trata sobre un profesor de historia que llega a la presidencia después de que un discurso suyo acerca de la corrupción se viraliza en YouTube.

 

 

 

Si las encuestas de opinión en Ucrania son acertadas, Zelensky, actor y comediante, tiene muchas probabilidades de ganar las elecciones este mes.

 

 

Un sondeo publicado por la agencia encuestadora de Ucrania, Rating, indicó que Zelensky va a la cabeza con el apoyo del 25 por ciento de los votantes, seguido por el titular Petro Poroshenko, quien es sumamente impopular, con el 17 por ciento, y una ex primera ministra, Yulia Tymoshenko, quien ha perdido preferencia en los últimos años, con el 16 por ciento.

 

 

Zelensky atribuye su inverosímil ascenso al reclamo de un rostro nuevo en la política ucraniana, la cual sigue inmersa en escándalos y corrupción cinco años después de que una revolución en el nombre de la democracia y la transparencia derrocara al corrupto presidente prorruso de entonces, Viktor Yanukovych.

 

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“El sentido del humor siempre ha sido un signo de inteligencia”, dijo Zelensky hace poco a un grupo de periodistas extranjeros.

 

 

Hay mucho en juego en Ucrania, primera línea de batalla en la confrontación más amplia de Occidente con Rusia. Si Poroshenko es depuesto, un nuevo dirigente en la capital, Kiev, podría reactivar las negociaciones suspendidas para finalizar la única guerra activa en Europa, en la cual han muerto más de 13.000 personas desde que las fuerzas respaldadas por Rusia tomaron el control del este de Ucrania en 2014.

 

 

Poroshenko ha estado en pugna con los partidos nacionalistas en el Parlamento a causa de un acuerdo de paz de 2015, el cual ellos rechazan. Tal vez lo más importante es que la salida de la dirigencia posrevolucionaria, a la cual Rusia ha acusado de llegar al poder con un golpe de Estado, podría ser una forma de guardar las apariencias para que Moscú encuentre una salida al conflicto con Ucrania… y la exención de algunas sanciones económicas por parte de Occidente.

 

 

Unas elecciones libres y una transición democrática del poder en Ucrania también pondrían de manifiesto los méritos del país para estrechar lazos comerciales y políticos con la Unión Europea, un objetivo de los manifestantes que tomaron las calles en 2014 para protestar contra el autoritarismo a la usanza rusa.

 

 

Sin embargo, los críticos de Zelensky no se creen su cuento de mendigo a millonario y dicen que su éxito es una señal del arraigado poder de los intereses de las empresas millonarias en Ucrania.

 

 

Los programas del actor convertido en candidato se transmitieron en el canal de televisión de Ihor Kolomoisky, el oligarca del que se burló alegremente en un chiste acerca de un hombre adinerado que busca un banco desaparecido llamado Privat, que suena como privados, o partes privadas. (“¿Por qué el oligarca entró al bar de nudistas?”).

 

 

Kolomoisky está involucrado en un imparable escándalo relacionado con un rescate bancario en el que participa PrivatBank que le costó a Ucrania 5600 millones de dólares, un gasto abrumador para un país cuyo gobierno se sostiene con préstamos del Fondo Monetario Internacional.

 

 

A través del estudio de televisión, Zelensky también ha sido socio comercial del oligarca. Conservar influencia política en Ucrania podría ayudar a que Kolomoisky, quien se ha mudado a Israel, resuelva esta disputa a su favor. Ahora Zelensky tiene una posición muy influyente en las elecciones de balotaje, e incluso la del posible vencedor.

 

 

Zelensky ha negado ser un títere del magnate afectado por el escándalo y ha defendido sus aptitudes de comediante para dirigir un país que participa tanto en una guerra abierta como en el conflicto más amplio entre Rusia y Occidente.

 

 

La contienda que enfrenta a un comediante que cuenta chistes escatológicos con dos candidatos con décadas de experiencia en política ya no satisface la perspectiva conmovedora de un nuevo comienzo que compartían los ucranianos en febrero de 2014, cuando decenas de miles de manifestantes derrocaron a un gobierno corrupto alineado con Rusia.

 

 

No obstante, el simple hecho de que el país esté preparando unas elecciones reñidas es una victoria en la ex Unión Soviética. Por el contrario, los comicios en Rusia se han convertido en algo más que la apática aprobación al partido gobernante.

 

 

“El punto clave es que en Ucrania hay democracia”, señaló John E. Herbst, antiguo embajador de Estados Unidos en Kiev. “Las elecciones son impredecibles. Puede haber sorpresas. Ucrania se ha convertido en una democracia, y eso es un avance”.

 

 

Poroshenko ha estado destacando su papel de comandante en jefe del Ejército y de dirigente que obtuvo la independencia para la Iglesia ortodoxa ucraniana, la cual había estado subordinada a Moscú. En enero recorrió el país con un manuscrito, titulado Decreto de Autocefalía, emitido por las autoridades de la Iglesia ortodoxa de Estambul en el que se declaraba la independencia de la Iglesia ucraniana.

 

 

En una escala que hizo en una iglesia de provincia, un hombre de la concurrencia le preguntó a Poroshenko: “¿Cuándo va a combatir la corrupción?”, Poroshenko respondió: “El Señor ha de darte tranquilidad”.

 

 

Zelensky está prácticamente haciendo el papel de su personaje ficticio de la televisión, el maestro que llega a ser presidente.

 

 

Rodó la temporada más reciente durante la campaña y esta está programada para transmitirse antes de las elecciones. En Kiev se han colocado espectaculares que dicen: “El presidente es el Siervo del pueblo”, que hacen referencia al nombre del programa y al mismo tiempo sirven de propaganda para el candidato.

 

 

ANDREW E. KRAMER

nytimes.com/es

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