Comienza la cuenta regresiva para la partida de Raúl Castro
febrero 22, 2017 2:32 pm

Dentro de un año, el próximo 24 de febrero, se espera que ocurra en Cuba algo que no sucedía desde hace 40 años: alguien sin el apellido Castro ocupará la presidencia del país.

 

 

 

Los meses venideros serán de definiciones en Cuba, pero ahora solo hay incertidumbre, no solo sobre cómo ocurrirá la anticipada transferencia de poder sino también sobre el futuro de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba bajo el presidente Donald Trump.

 

 

 

En el 2013, Raúl Castro transmitió a la Asamblea Nacional su intención de retirarse de la presidencia del Consejo de Estado — y con ello también de la jefatura de gobierno. Su aparente sucesor es Miguel Díaz-Canel, un político que fue ascendiendo en las filas del Partido Comunista de Cuba (PCC) y que fue promovido a primer vicepresidente del Consejo de Estado y de Ministros ese mismo año.

 

 

 

Castro fue nombrado formalmente presidente en 2008, aunque estuvo al frente del país desde que una enfermedad fulminante sacó a su hermano Fidel del poder en 2006. Fidel Castro murió en noviembre del año pasado y ahora el futuro político de la nación podría decidirse en las próximas elecciones, cuando los diputados electos conformen la nueva legislatura de la Asamblea Nacional el 24 de febrero de 2018 y elijan al nuevo jefe del Consejo de Estado — la fecha de inicio de cada legislatura se ha escogido por su carácter simbólico pues el 24 de febrero de 1895 se inició la última guerra de independencia y se aprobó la actual Constitución en 1976. Los delegados usualmente aprueban las decisiones tomadas por la cúpula al mando.

 

 

 

Pero el retiro del actual gobernante, de 85 años, supone otros interesantes escenarios. Quienquiera que suceda a Castro debe también “desempeñar la Jefatura Suprema de todas las instituciones armadas y determinar su organización general” así como “presidir el Consejo de Defensa Nacional”, según establece la constitución cubana. Una Cuba sin un Comandante en Jefe en traje verdeolivo y de apellido Castro es algo que muchos cubanos no han vivido.

 

 

 

Muchos observadores creen que Díaz-Canel, de 56 años, será la figura elegida para sustituir a Castro en esos puestos pero él probablemente seguirá siendo una figura poderosa. El gobernante no ha dicho nada sobre renunciar como primer secretario del PCC y durante el último congreso en abril del 2016, Díaz-Canel no fue promovido a segundo secretario.

 

 

 

Un presidente como figura decorativa no es una fórmula desconocida. Entre 1959 y 1976, Osvaldo Dorticós ocupó formalmente el cargo de “Presidente de la República”, aunque la fuerza del poder recayó sin dudas en Fidel Castro, hermano mayor de Raúl, que fungió en esos años como Primer Ministro y jefe de gobierno.

 

 

 

Como segundo secretario del Partido se mantiene el octogenario José Ramón Machado Ventura, uno de los “históricos” que luchó junto a los Castro en la Sierra. Si él se queda al frente del Partido, no sería ejemplo del “rejuvenecimiento” que prometió Raúl Castro en el último Congreso. En el Congreso del 2011, Castro había propuesto limitar a dos mandatos consecutivos de cinco años a los altos cargos del Estado y el gobierno.

 

 

 

“Si los cubanos creen que [Castro] y su envejecida cohorte de revolucionarios de los sesenta siguen siendo el verdadero poder detrás del trono, eso asfixiaría y deslegitimaría a la nueva y emergente generación de líderes”, dijo Richard Feinberg, profesor de economía política internacional en la Universidad De California, San Diego.

 

 

 

Incluso si Díaz-Canel asume la presidencia del gobierno, su poder estaría limitado por el de los líderes militares, casi todos de la vieja guardia, fieles a los hermanos Castro. Y luego están los hijos de Raúl Castro, sobre todo el coronel Alejandro Castro Espín — a quien su padre le creó el puesto de asesor de seguridad nacional y le encargó negociar en secreto con Estados Unidos — y que varios opositores señalan como el futuro “heredero” de un plan de transferencia de poder dentro de la misma familia.

 

 

 

“El poder va a seguir como está ahora en manos de los militares y el heredero a todas luces es Alejandro Castro Espín, en eso no hay duda ninguna. Díaz-Canel cumpliría una función similar a la que cumplió Osvaldo Dorticós 15 años o más”, comentó el opositor Antonio Rodiles, uno de los coordinadores de la campaña por la liberación de presos políticos #Todos Marchamos.

 

 

 

 

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Fuente: El Nuevo Herald

Por Confirmado: Gabriella Garcés