El amor es fruto de un sano desequilibrio bioquímico hablando de niveles biológicos del ser humano.

Cuando estamos enamorados, nuestros cerebros están inundados de un neurotransmisor -molécula que lleva mensajes entre neuronas- llamado dopamina.

La dopamina, neurotransmisor asociado con la sensación de placer, es fabricada en el sistema límbico, la parte del cerebro más involucrada en las emociones. Por tanto, las personas con un sistema neuroendocrino bien ajustado, tarde o temprano se enamorarán. Inevitablemente.

Ahora bien, trastornos como la depresión, el autismo u otras fuertes enfermedades mentales, vienen de la mano de desajustes hormonales a nivel cerebral. Esto puede provocar que la persona nunca se enamore porque presente fallas en sus neurotransmisores que le impidan sentir placer al involucrarse con otra persona.

Por ejemplo, una sobredosis de prolactina en el hombre o de andróginos en la mujer, alteran la capacidad afectiva haciéndolos “inmunes al amor”.

Globovision

Por Confirmado: MariGonz