David Cameron ha advertido a los escoceses que «no habrá vuelta atrás» si votan «sí» en el referéndum de independencia. En un tono algo amenazante, muy distinto a la súplica formulada en Edimburgo la semana pasada, Cameron ha lanzado desde Aberdeen un mensaje dirigido sobre todo al pelotón de indecisos que pueden inclinar la balanza en la consulta del 18 de septiembre.

«Tenemos que ser muy claros sobre las consecuencias de la independencia», advirtió Cameron.»Esta una decisión de una vez para siempre. Si Escocia vota «sí», el Reino Unido se romperá para siempre».

«Será un divorcio doloroso», vaticinó Cameron, prometiendo un escenario apocalíptico en el caso de ruptura del Reino Unido y asegurando que Escocia no podrá compartir ni la moneda ni el ejército británico.

Cameron prometió en cambio a los escoceses «lo mejor de dos mundos» si votan «no» en el referéndum de independencia del 18 de septiembre. «El «no» es la mejor garantía de un cambio rápido, efectivo y seguro. El «no» no va ser el estatus quo, esa posibilidad ya quedó muy atrás en la campaña».

«El voto del jueves es sobre dos visiones excluyentes sobre el futuro de Escocia», ha advirtió Cameron. «La visión estrecha de los nacionalistas, que consiste en ir solos y en romper los lazos con el Reino Unido. O la visión patriótica de una fuerte nación escocesa aliada con el resto del Reino Unido».

El triunfo del ‘no’

Cameron aseguró que el triunfo del «no» en las urnas se traducirá automáticamente en «un reforzamiento del Parlamento escocés», con los beneficios derivados de la cooperación con el Reino Unido: «Pensiones, atención sanitaria, moneda compartida, tipos de interés…»

«Es realmente lo mejor de dos mundo y es la mejor manera de lograr una cambio real y asegurar un futuro mejor para nuestros hijos y nietos», ha asegurado Cameron, decidido a ablandar el corazón de los votantes con una apelación que sonó a proclama nacionalista: «El voto del jueves no es sobre si Escocia es o no una nación. Escocia es ya una nación orgullosa, fuerte y exitosa (…) Somos cuatro naciones bajo un mismo techo: una familia de naciones».

Con las encuestas marcando una leve ventaja de dos puntos del «no» a la independencia (51% frente 49%), Cameron dirigió muy especialmente su mensaje al pelotón de indecisos, con una última apelación: «¡No rompamos esta gran familia de naciones!».

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