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Caín como fiscal

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Caín como fiscal


 
 
La historia que cuenta cómo Caín mató a Abel es mundialmente conocida. El amor entre parientes es algo que se da por hecho, por eso el crimen de un hermano contra otro causa tanta aberración.

 

 

En el campo de las ciencias políticas se habla de algo igual de profundo, que difícilmente puede resumirse en un editorial. Sin embargo, para dejarlo claro, hablamos de lo que identifica a los habitantes de una nación, lo que los hace sentirse parte de un colectivo, lo que los define como pertenecientes a un lugar específico, lo que los hace llamarse hermanos hijos de una misma tierra.

 

 

 
Hermanos venezolanos, unidos por el amor a su país, identificados con gustos y características, arropados bajo una bandera, orgullosos de lo que alguna vez construyeron juntos. Ese sentimiento de pertenencia se ha hecho más evidente en los últimos años porque millones de connacionales han huido de la tragedia chavista.

 

 

Y mientras están en cualquier parte del mundo, añoran su país, más que ningún otro inmigrante, porque nunca fue su deseo abandonarlo y porque la mayoría deja parientes aquí.

 

 

Pero la tragedia parece perseguir a nuestros hermanos, sobre todo a los caminantes que recorrieron las carreteras de América del Sur para tratar de sobrevivir. Ahora, después de meses de lucha, se encuentran sin trabajo, sin refugio, sin lugar donde dormir porque la pandemia ha acabado con lo poco que habían conseguido.

 

 

Y en su tragedia de regreso se encuentran con que Caín los espera. Las declaraciones del fiscal del régimen sobre el hecho de que muchos tratan de volver a Venezuela son lapidarias, pero también son la muestra de que el chavismo siempre ha mentido cuando dice que su principal motivación es el bienestar de los venezolanos.

 

 

Hay que estar muy desesperados para huir del país, en muchos casos se ha tratado de la más cruda supervivencia. Nadie puede menospreciar a quien hace el mayor de los sacrificios para mantener con vida a su familia.

 

 

Pero Caín decide burlarse de sus hermanos. Precisamente de los pobres a los que han jurado defender. El fiscal se ríe del “karma” de los que regresan como si fuera un chiste porque no le interesa la vida de los que sufren.

 

 

Su tweet es como la piedra que empuñó Caín para pegarle en la cabeza a Abel. Ese es el fiscal de régimen y es la mayor muestra del desprecio de estos chavistas hacia los venezolanos.

 

Editorial de El Nacional

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