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Brian Acton, fundador de WhatsApp, rompe su silencio para atacar a Zuckerberg: «Vendí la privacidad de los usuarios»

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Brian Acton, fundador de WhatsApp, rompe su silencio para atacar a Zuckerberg: «Vendí la privacidad de los usuarios»

Brian Acton, cofundador de WhatsApp, en una intervención – REUTERS

 

 

 

El empresario, que abandonó la compañía el pasado año, desvela tensiones internas y visiones irreconciliables con la persona que le hizo millonario cuando compró en 2014 su aplicación de chat

 

 

 

Dios no crea enemigos. Mark Zuckerberg le hizo millonario. Es cierto. O, más bien, multimillonario en el momento en el que le compró su creación, WhatsApp, pero pese a todo su fundador Brian Acton no ha tenido compasión;lideró una campaña contra Facebook, su antigua empresa, pidiendo a los usuarios que borraran sus cuentas después de saltar el escándalo de la fuga de datos de Cambridge Analytica. El lema de «Zuck» de «muévete rápido y rompe cosas» nunca ha tenido más sentido.

 

 

 

A falta de dos meses para que se cumpla un año de su salida del comité ejecutivo de la multinacional norteamericana ha decidido romper su silencio en una entrevista para la revista «Forbes» en las que explica detenidamente las verdaderas razones de su marcha de la empresa que compró la aplicación de chat en 2014 por 19.000 millones de euros.

 

 

 

El empresario de 46 años, que reconoce que le costó mucho aceptar la operación financiera, equipara la venta con un símil familiar, como si le arrebataran un hijo, pero asume parte de su error: «Vendí la privacidad de mis usuarios a un beneficio mayor. Tomé una elección y acepté el compromiso. Vivo con eso todos los días», responde.

 

Pese a que a partir de entonces Acton, junto a su compañero Jan Koum, con el que comparte la creación de WhatsApp, formó parte del comité ejecutivo de la empresa matriz Facebook admite que nunca tuvo una relación estrecha con Zuckerberg: «No podría decir mucho sobre este hombre», dice el empresario, a pesar de haber celebrado una docena de reuniones.

 

 

 

Todo cambió -recuerda- porque «Zuck» le advirtió que la aplicación de chat, que hasta entonces tenía un grado de autonomía razonable dentro del universo de Facebook, estaba condenado a ser «un grupo de productos para la compañía como Instagram». Uno de los detonantes de su marcha fue la decisión de explorar nuevas fórmulas publicitarias en WhatsApp pese a la tajante oposición de sus fundadores, que se mantuvieron reacciones hasta el final de sus actividades en la empresa.

 

 

 

En septiembre del pasado año Acton le planteó su marcha. Para ello invocó una cláusula de su contrato por la cual le permitió recuperar todas las acciones. Lo hizo como represalia a la postura de Zuckerberg de «implementar iniciativas de monetización» en la aplicación si su consentimiento. Su compañero de fatigas, Jan Koum, aguantó un tiempo más, hasta el pasado mes de mayo. Los fundadores de WhatsApp eran partidarios de la privacidad que creían que su sistema de cifrado había sido parte integral de su crecimiento mundial.

 

 

 

Esta «disonancia» frustró a Zuckerberg. Entonces, Facebook, lamenta el propio Acton, había decidido buscar dos formas de ganar dinero con WhatsApp. En primer lugar, mostrar anuncios orientados en la nueva función de Estados en una decisión que califica de traición a sus usuarios. «La publicidad dirigida me hace infeliz», aduce. El clásico lema del servicio de mensajes había sido «Sin anuncios, sin juegos, sin trucos», una filosofía contrapuesta con la de su empresa matriz, que genera el 98% de sus ingresos mediante la publicidad.

 

 

 

Acton recuerda, a su vez, que otra de las propuestas de Facebook para monetizar la «app» era vender herramientas para chatear con los usuarios de WhatsApp para que, una vez que las empresas se subieran al barco, colocarles servicios de análisis de datos estadísticos. Algo que poco a poco se va extendiendo en la actualidad por medio del servicio WhatsApp Business.

 

 

 

Otro de los detonantes de su marcha se encuentra en la difícil relación con la «número dos» de la compañía, Sheryl Sandberg, que tuvo dudas acerca de si «romper» el sistema de cifrado en detrimento de obtener mayores beneficios. La postura de Acton se centraba más bien en ganar dinero cobrando una pequeña cantidad a los usuarios, pero se encontró con la idea de los altos ejecutivos de Facebook que consideraban que era una medida que no iba a funcionar.

 

 

 

El fundador de la compañía de mensajería también recuerda los difíciles momentos previos a la venta a Facebook, la cual estuvo vigilada por los reguladores europeos. Ante el temor de los organismos de competencia de una perjudicial y peligrosa transferencia de datos entre dos grandes compañías digitales, Acton desvela que desde la empresa matriz le enseñaron «a explicar que sería muy difícil fusionar o mezclar datos entre los dos sistemas», una mentira para tratar de convencer a los reguladores a completar la operación. Un hecho que -dice- le «enoja revivir eso».

 

 

 

ABC TECNOLOGIA
J.M.SÁNCHEZ

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