Boy George tuvo que llevar un ‘chaleco antibalas’
febrero 19, 2017 9:30 am

El artista británico, símbolo por excelencia del carácter transgresor y liberal de la música popular de los 80, no fue muy bien recibido por ciertos sectores de la América más conservadora

 

 

Convertido a sus 55 años en historia viva del pop, el cantante Boy George no ha dudado en echar la vista atrás hasta los inicios de su longeva carrera en la famosa banda Culture Club, entre otras cosas, para desenterrar de su pasado un impactante episodio que da buena cuenta de la división de opiniones que solía generar entre el público su provocadora propuesta estética y musical.

 
Buena parte de los detractores del artista y de su formación, conocidos por desafiar sin miramientos las convenciones sociales y morales de la época, se encontraban entre los sectores más tradicionalistas de Estados Unidos, lo que explica que durante la primera gira de Culture Club por el país norteamericano, el artista se viera obligado en una ocasión a salir al escenario con un chaleco antibalas tras haber recibido varias amenazas de muerte a su llegada a Nueva Orleans.

 

«Me dije a mí mismo: ‘No podemos cancelar el espectáculo, sería horrible, así que no tengo otro remedio que ponerme un chaleco antibalas'», recordó en conversación con el periodista Piers Morgan, antes de revelar que su grupo estuvo durante años vetado en aquellos programas de televisión dirigidos al público juvenil.

 

«La gente no quería que sus hijos vieran a gente como nosotros en el televisor», manifestó el excéntrico intérprete.

 
Boy George también ha querido ofrecer su propia versión sobre la mediática rivalidad que mantuvo en los 80 y 90 con el malogrado George Michael, asegurando al igual que en intervenciones anteriores que nunca llegó a existir animadversión personal entre ellos y que, tras conocerse cara a cara y poder charlar en profundidad, acabaron teniendo una impresión muy favorable el uno del otro.

 
«La única vez que de verdad pasamos varias horas juntos fue cuando unos amigos que teníamos en común nos engañaron para que nos encontráramos en un restaurante japonés. No sabíamos que el otro iba a estar ahí, pero acabamos cenando juntos y disfrutamos de una noche maravillosa», contó en la misma conversación, antes de hacer un inusual ejercicio de modestia y rechazar de plano su título de «icono del pop».

 

«Para nada, no me levanto por las mañanas y me digo a mí mismo: ‘Oh soy todo un icono del pop’. No creo que nadie tenga ese tipo de concepción de sí mismo por mucha trascendencia que haya podido tener su trabajo», sentenció.

 

 

EFE