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Boston se blinda mañana para el primer maratón tras el atentado de 2013

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Boston se blinda mañana para el primer maratón tras el atentado de 2013

Cuando explotó la primera bomba a las 14:49 (local), Jean Harnedy estaba sentada con su hijo en un restaurante cerca de la línea de meta. El chico de diez años le preguntó a su madre si había escuchado aquel disparo de cañón.

 

“Teníamos miedo de abandonar el restaurante”, recuerda Harnedy, de 41 años, los momentos que siguieron al atentado del año pasado, cuando dos estruendos causados por sendas bombas transformaron el maratón de Boston en una escena de caos en medio de ondulantes nubes de humo.

 

Pero el polvo hace tiempo que se desvaneció y la próspera ciudad estadounidense a orillas del Océano Atlántico se blindará mañana lunes para no permitir que otro acto de terror vuelva a estropear la cita.

 

Policías, bomberos y funcionarios de seguridad estatales y federales forman parte del dispositivo de seguridad

John Husson from Watertown carried his 5-month-old boy, Beau as he got set to start the race.

“Es uno de los mejores fines de semana en la ciudad”, señaló a dpa la directora de la oficina de emergencias de la Alcaldía, Rene Fielding.

 

La ciudad espera que entre 500.000 y un millón de personas estén en la calle cuando suene el pistoletazo de salida. La meta estará en la previsiblemente

colmada Copley Square.

 

El recorrido de 42 kilómetros tendrá más aficionados que nunca agolpados para animar a los corredores. Se estima que haya 36.000 atletas, 9.000 más que en 2013 y la organización quiere dar a los participantes del año pasado la posibilidad de terminar la prueba que fue interrumpida.

A Tribute Run for those affected by the bombings got underway on Boylston Street.

“Va a ser único”, pronosticó Marc Davis, de la Asociación de Atletismo de Boston (BAA).

 

En la edición 118 del maratón de Boston participarán los ganadores de las pruebas masculina y femenina de 2013: el etíope Lelisa Desisa y la keniana Rita Jeptoo.

 

Los recuerdos de los tres muertos y 264 heridos que dejaron las dos bombas de 2013 no sacudieron la determinación de los atletas. “No conozco a nadie que tenga miedo, y conozco a mucha gente que corre”, dijo Justin Burke, un atleta que llegó de Nueva York para la carrera.

 

Mariela Quintana, que a sus 25 años correrá mañana su tercera maratón, piensa lo mismo que su colega. “No estoy nerviosa”, dijo. “Hay una seguridad extra y más puestos de control“.

 

Burke, sin embargo, admitió que la seguridad será un reto enorme para la organización. “Es imposible defender todo el recorrido”.

 

La directora de la oficina de emergencias lleva meses diseñando un plan para reaccionar rápido ante cualquier imprevisto, como una mochila que requiera la inspección de artificieros.

 

“Tenemos un plan sólido, lo ensayamos y se lo presentamos a mucha gente”, dijo Fielding, que lleva ocho años en la agencia.

 

Policías, bomberos y funcionarios de seguridad estatales y federales forman parte del dispositivo de seguridad.

 

Lo más importante en un ataque terrorista en el que cientos de miles de personas pueden ser asesinadas es “hacer que el público sepa lo que está ocurriendo”, dijo Fielding. “Hay que pedirles que se refugien en algún lugar, que abandonen el área o dirigirlos a otro lugar”, añadió.

Beth (second from left) and Michael (center) Bourgault, bombing survivors, crossed the finish line during the Tribute Run.

Los sistemas de megafonía y los paneles de información virtuales, controlados desde el centro de operaciones de Fielding, proporcionarán instrucciones en caso de emergencia.

Bombing survivors Erika Brannock, left, and Rebekah Gregory-DiMartino made their way up Boylston Street.

Jean Harnedy es una persona con suerte: lleva corridos 12 maratones y el año pasado podría haber firmado el decimotercero. Sin embargo, sus dos hijos la convencieron de dejar las zapatillas de correr en el armario.

 

“Ese podría haber sido mi final“, dijo Harnedy, que nació en Boston, sobre el momento de la explosión, el 15 de abril de 2013 a las 14:49 horas.

 

Sus amigos, todos corredores con larga experiencia, se libraron por apenas unos minutos. Una breve charla en la meta con el resto de atletas o una pausa más para tomar aire podrían haber supuesto el final de muchos.

 

Harnedy volverá a correr este año y sus hijos aplaudirán. Pero no lo harán desde la línea de meta.

 

Fuente: Agencias

 

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