El bicarbonato de sodio es una sal derivada del ácido carbónico, que se presenta como un compuesto sólido, de color blanco, soluble en agua y con un ligero sabor alcalino, cuya fórmula química es NaHCO3. Este se puede encontrar en forma de mineral, pero también se genera artificialmente.

En su forma natural, es conocido como nahcolite, que es parte del mineral llamado natrón, el cual fue usado por culturas milenarias como los egipcios, quienes lo emplearon como complemento en la elaboración del pan y como artículo de higiene personal. Sin embargo, no fue sino hasta el año 1846 que el bicarbonato de sodio comenzó a producirse con propósitos comerciales, catorce años más tarde era un ingrediente común en los libros de cocina, y a partir de 1930, es considerado un «agente médico comprobado”.

Más que un polvo blanco

También llamado hidrogenocarbonato de sodio o carbonato ácido de sodio, esta sal tiene tres usos principales. El primero es de carácter técnico y sirve para preparar productos de limpieza y jardinería, tiene una menor calidad y puede adquirirse en droguerías o comercios de bricolaje.

El segundo, es de orden alimentario como elemento fundamental para la elaboración de dulces y pasteles, de hecho, en los supermercados lo ubican junto a la levadura; y finalmente, tiene un uso médico, aunque no se le considera medicamento, en este caso el producto se refina con técnicas avanzadas para hacerlo lo más puro posible y por eso resulta bastante más costoso.

Entre los malestares que pueden tratarse usando el bicarbonato de sodio están: el dolor estomacal, pues este neutraliza inmediatamente los ácidos del estómago; la acumulación de placa en las encías, usándolo como dentífrico, lo que además le servirá para blanquear los dientes de forma natural; y el prurito que producen las picaduras de insecto, así como otras irritaciones de la epidermis, por su acción como calmante natural y porque además, este producto es un exfoliante natural, económico y lo suficientemente suave para usar todos los días.

La forma más simple de consumir el bicarbonato de sodio es añadir una cucharadita pequeña del producto a un vaso de agua, agregando algunas gotas de jugo de limón antes de removerlo ligeramente. Lo ideal es consumir esta preparación en ayunas, tras una comida ligera o antes de cenar.

Tenga presente que no debe consumirlo con el estómago lleno, ni por un lapso mayor a dos semanas continuas, pues el consumo excesivo de bicarbonato sódico puede generar una alcalosis.

A pesar de su efectividad, el uso del bicarbonato tiene algunas contraindicaciones, especialmente en el caso de quienes padecen asma, edemas, enfermedades hepáticas o renales, así como presión arterial alta. Tampoco es recomendable en mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, ni en el caso de los niños menores de cinco años de edad.

Otras aplicaciones

Esta sal de ácido carbónico es tan versátil que igualmente funciona en el hogar, como producto desinfectante y de limpieza. Es ideal para higienizar el cuarto de baño y la cocina, y mezclándolo con aceite de lavanda o de árbol de té, obtendrá un potente agente anti-bacterial. Usándolo de forma conjunta con vinagre de sidra de manzana, servirá para destapar casi cualquier drenaje peligroso, y con solo sumergir sus ollas en agua caliente con bicarbonato eliminará todo rastro resistente de comida.

Y además, el bicarbonato de sodio también puede usarse durante el lavado de la ropa como suavizante o bloqueador, para limpiar las alfombras, pulir la plata y mantener ciertas áreas de la casa libres de humedad.

Otros usos

– Elimina el mal olor de los pies y las axilas, al neutralizar los ácidos bacterianos.

– Mejora la llamada pañalitis, pues disminuye la picazón y ayuda a sanar la piel.

– Elimina las infecciones de la vejiga.

– Un baño con agua tibia y bicarbonato es excelente para combatir la insolación.

– Elimina la irritación de garganta y es ideal para las aftas.

– Neutraliza el fuego generado por la combustión de grasas.

Diario las Américas