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Ahora van por los municipios

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Ahora van por los municipios


Los alcaldes ofrecieron esta semana una rueda de prensa

 


El año 1989 es de triste recordación. No hay generación que no tenga algo que decir del nefasto Caracazo, por vivencia o por referencia. Es algo que marcó la historia del país y con el tiempo se han aclarado sus orígenes. Pero ese mismo año, y quizás a partir de ese suceso, los venezolanos comenzaron a elegir directamente a sus representantes estadales y locales.

 

 

Los que nos ocupan en este momento son los alcaldes, porque a partir de esa descentralización se avanzó mucho, se oxigenó un poco la maltratada democracia y hasta el sistema de partidos adquirió un nuevo aire. En términos sociales, la gente tuvo mayor acceso a los niveles locales de gobierno y pudieron aprovechar para canalizar quejas y exigencias.

 

 

Caracas no fue distinta. Cada uno de sus municipios comenzó a destacarse por una u otra razón. Mayor seguridad, más limpieza, mejor convivencia ciudadana, más cultura, mejores vías de comunicación, y un largo etcétera.

 

 

Pero llegó el régimen rojito y pusieron marcha atrás. Ahora a Jackeline Faría se le ocurrió la brillante idea de que el Distrito Capital, que solo abarca el municipio Libertador, arrope además El Hatillo, Baruta, Sucre y Chacao.

 

 

¿No era esa la función del Distrito Metropolitano que la pantomima de asamblea constituyente remató en 2017? Precisamente esa era su principal mandato, coordinar los cinco municipios, que tuvieran una cabeza que unificara temas como transporte, aseo urbano, entre otras obligaciones.

 

 

Lo que pasa ahora es que Farías, que fue incapaz de cumplir con su promesa de limpiar el río Guaire, quiere ponerle la mano a los únicos cuatro municipios que medianamente funcionan. Y se destacan porque sus alcaldes son opositores, así de simple. Tienen entre sus prioridades resolver los problemas de sus vecinos y, además, se hacen presentes entre las comunidades para por lo menos escuchar sus problemas.

 

 

La descentralización fue un paso inmenso para la democracia venezolana. Pudo haberse profundizado más, pero no se puede negar que dio sus frutos. Lo de ellos es ir para atrás, como el cangrejo. Ahora, quieren los rojitos regresar a la Venezuela con un solo centro de poder, esa siempre fue la aspiración del comandante muerto, tanto, que decía como el rey francés, “el Estado soy yo”.

 

 

Total, poco les falta para volver a la designación a dedo de gobernadores y alcaldes; ya lo hicieron con los diputados de la asamblea rojita. Sería bueno que los líderes opositores asumieran este arranque de Faría como lo que es, una amenaza para terminar de destruir lo poco que queda. Y la gente ¿va a dejar que eso pase?

 

Editorial de El Nacional

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