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A las personas con discapacidad aún se les debe una ciudad amable

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A las personas con discapacidad aún se les debe una ciudad amable

 

La ausencia de planificación ha provocado que la zona norte de Anzoátegui sea considerada un lugar agresivo para aquellos que tienen movilidad reducida

 

Concreto irregular, módulos telefónicos en medio de las aceras, tanquillas sin tapa o con rejillas demasiado anchas podrían significar un arma mortal

 
Puerto La Cruz.- El éxito del diseño urbano de una ciudad se logra cuando se amolda a las necesidades y expectativas de sus habitantes, sobre todo de aquellos que padecen alguna discapacidad.

 

Los ciudadanos que, por diferentes motivos, tienen una movilidad reducida son una minoría no atendida en países como el nuestro, donde hasta ahora sólo ha habido intentos por mejorar su calidad de vida a través de leyes que no se cumplen en su orden estricto.

 

En el caso de Venezuela, según información del último censo poblacional realizado en 2011 por el Instituto Nacional de Estadística (INE), de los 27.227.930 habitantes registrados entonces, el 1,7% padecía alguna discapacidad visual, 0,4% auditiva, y 0,7% neurológica.

 

“A las personas con discapacidades debe garantizárseles la igualdad de oportunidades mediante la supresión de todos los obstáculos determinados socialmente, ya sean físicos, económicos, sociales o psicológicos, que excluyan o restrinjan su plena participación en la sociedad”, señala en una de sus partes la Declaración de Viena que contempla todas las declaraciones existentes sobre este punto, pero su cumplimiento no se concreta en muchos casos.

 

 

Incongruencias urbanas

 

Es un reclamo que no caduca porque se sigue viendo como personas con impedimentos, y la indiferencia hacia ellas se mantiene en aspectos tan básicos para su integración como el diseño de las ciudades para garantizar su inclusión.

 

Concreto irregular, módulos telefónicos en medio de las aceras, tanquillas sin tapa o con rejillas demasiado anchas podrían significar un arma mortal para alguien que dependa de un bastón, silla de ruedas o que sea invidente.

 

El arquitecto Alex Mundaraín considera que las incongruencias urbanas, que afectan a todos, perjudican más a las personas con discapacidad.

 

“La planta física de la ciudad debe ser lo más amable posible para que todos, sin exclusión, podamos transitar libremente. En la zona metropolitana de Anzoátegui, los discapacitados, por ejemplo, viven una carrera de obstáculos a diario. La gente normalmente dice que aquí no hay muchos, pero cómo los van a ver si la mayoría está encerrada en sus casas. A ellos se les dificulta caminar libremente por estas calles”.

 

Para el profesional del diseño egresado de la Universidad de Oriente (UDO), Núcleo de Anzoátegui, no sólo es necesaria una reformulación de los espacios públicos sino también que la gente entienda lo importante que son las personas discapacitadas en la sociedad y lo vital que es para ellas desenvolverse de manera autónoma. Se trata de permitir la integración de “esta gran minoría”.

 

El pasado mes de marzo, la Cámara del municipio Bolívar aprobó una ordenanza especial para las personas con discapacidad.

 

José Gregorio Cabrera, educador y facilitador de los invidentes (él lo es) en un espacio que habilitaron para la preparación intelectual de los discapacitados en el la Biblioteca Pública Julián Temístocles Maza de Barcelona, estuvo en las discusiones de esa ordenanza que se iniciaron en agosto de 2014.

 

Mencionó que la normativa tiene que ver con la adecuación de los espacios urbanos de Barcelona a favor de los discapacitados.

 

Indicó que se plantearon varias ideas como modificar las rampas, las cuales pensaban hacerlas con una altura de 35 centímetros; mejorar las aceras y crear rutas de fácil acceso a los servicios básicos.

 

“Se acordó en esas discusiones que las rampas fueran de 0 a 20 centímetros, una altura que evita que ocurran accidentes porque serán menos empinadas. Discutieron la posibilidad de crear rutas libres con señalización, evitar la colocación de obstáculos, como conos, en sitios transitables. El objetivo es reducir los riesgos y hacerles la vida más fácil a los discapacitados”.

 

A tener en cuenta

 

El arquitecto Mundaraín señaló que las rampas no deben superar el 8% de inclinación. Esa es la altura apta en cualquier espacio público, de lo contrario se convertirían en elementos urbanos agotadores para todo aquél que los utilice

 

Para lograr una “ciudad amable” para estos ciudadanos, en las esquinas de las aceras debería haber rampas de incorporación y desincorporación que se unifiquen a través del pavimento.

 

Pero las rampas son apenas una pequeña solución entre todos los problemas que llevam a la necesidad de un replanteamiento urbano, dijo el profesional.

 

Las aceras, por ejemplo, sostiene Mundaraín, tienen que estar en diseñadas para espacios públicos y edificaciones públicas y privadas, a los cuales se les otorga el permiso de construcción sin contar con las estructuras de fácil acceso para los discapacitados.

 

Además se deben corregir situaciones como pendientes excesivas, calles estrechas y falta de información en lenguajes alternativos. Se debe prever, como se hizo en Buenos Aires (Argentina), donde se reformaron las aceras agregándole superficies antirresbalantes, un espacio central libre de obstáculos y superficies on códigos de textura que le indiquen a los invidentes, en este caso, que están cerca del rayado peatonal o de cualquier otro traba vial.

 

Sugirió también la colocación de semáforos inteligentes con códigos de alerta o sonidos que indican la posibilidad de cruzar o detenerse.

 

Y en lo laboral  

 

José Gregorio Cabrera expresó “es común que debamos lidiar con la desconfianza. En pocas oportunidades nos creen incapaces de desenvolvernos por nuestros medios. Hoy en día existen infinidad de instituciones que hacen una excelente labor, pero siguen cometiendo el error de reciclar discapacitados. No les dan la libertad de valerse por sí mismos, aún nos tratan como los ‘cieguitos’. Yo estoy a favor de que los preparen, y luego los dejen ir para darles la oportunidad a otros. Esa es mi política en el espacio que manejo”.

 

En el 2007 la Asamblea Nacional aprobó la Ley para Personas con Discapacidad con por 96 artículos, de los cuales ocho se refieren a la obligación que tienen las empresas públicas y privadas de incluir a personas discapacitadas en su nómina.

 

Cabrera explicó que esa ley fue un boom en el estado Anzoátegui. Las personas en mi situación tuvimos las esperanzas puestas en ella y debo decir que desde que se puso en práctica, los reglamentos enmarcados dentro del capítulo del trabajo y la capacitación son los que más se han cumplido en la entidad.

 

Pero no deja de reconocer que son muchos los aspectos que faltan por cumplir, y la esperanza están en que se produzcan porque va a cambiar en mucho la vida de los que padecen alguna disfuncionalidad.

 

Antonio Osuna, quien es uno de los entrenadores de la Asociación Deportiva para discapacitados que funciona en el Complejo Deportivo Simón Bolívar, admite que no se cumplen los aspectos previstos en las leyes existentes, pero ve avances.

 

Señaló que Barquisimeto, estado Lara, en comparación con otras ciudades de Venezuela, es la mejor equipadaa nivel urbano.

 

“Tuve la oportunidad de viajar allá y me quedé sorprendido por la cantidad de señalizaciones que hay para que los transeúntes respeten los espacios de los discapacitados. Los estacionamientos, transportes, bancos, restaurantes e instituciones gubernamentales los incluyen. Educan a la población y eso es lo que hace falta aquí para mejorar”.

 

Acto de conciencia

 

José Gregorio Cabrera indicó que junto con solucionar las barreras urbanísticas que enfrentan en las ciudades, se debería trabajar en la educación de la sociedad a través de campañas en los s medios de comunicación, para evitar que las personas boten basura en las calles y aceras, lo cual representa un obstáculo tan peligroso como un pivote de concreto.

 

Igualmente llamó la atención de los conductores que no respetan el rayado peatonal, las motos y carros que se estacionan en las aceras, y que son difíciles de esquivar por los invidentes.

 

El arquitecto Mundaraín cree, sin negar algunos esfuerzos, que Anzoátegui sigue siendo una de las entidades con más “barreras físicas” en sus entornos urbanos.

 

 

Dice la ley   

 

El Artículo 28  de Ley para las Personas con Discapacidad señala: Los órganos y entes de la Administración Pública Nacional, Estatal y Municipal, así como las empresas públicas, privadas o mixtas, deberán incorporar a sus planteles de trabajo no menos de cinco por ciento (5 %) de personas con discapacidad permanente, de su nómina total, sean ellos ejecutivos, ejecutivas, empleados, empleadas, obreros u obreras.

 

Fue apenas después de la segunda mitad del Siglo XX que la sociedad comenzó a preocuparse por las personas con discapacidad de manera cada vez más relevante. Las leyes de países del primer mundo son relativamente nuevas. En 1982 España adoptó la Ley de Integración Social de los Minusválidos (LISMI), la Ley Estadounidense con Discapacidades en el año 2010 cumplió apenas 20 años desde su promulgación.

 

En Venezuela, la legislación sobre discapacidad tuvo su avance en 1993 con la “Ley de Integración de las Personas Incapacitadas” (LipiI) pero los avances por la integración comenzaron en los años 2005-2006 con la firma de convenios internacionales y la discusión y aprobación de una nueva “Ley para personas con discapacidad” (Lpcd).

 

Los discapacitados “son todas aquellas personas que por causas congénitas o adquiridas presenten alguna disfunción o ausencia de sus capacidades de orden físico, mental, intelectual, sensorial o combinaciones de ellas.

 

Ciudad colonial   

 

El arquitecto Alex Mundaraín explicó que a pesar de que Barcelona es una de las ciudades con más obstáculos para las personas discapacitadas, explicó que eso se debe a su condición de ciudad colonial. “Antes lo que habían eran carretas y caballos, es por eso que las aceras son tan altas y las calles tan estrechas. Más culpa tienen los que empezaron a erigir las ciudades relativamente nuevas como Puerto La Cruz, Lechería y Guanta sin pensar en los ciudadanos, en especial en los de esa condición”.

 

Un sacrificio necesario

 

Para Miguel Rojas, es un futuro ingeniero en computación (cursa séptimo semestre  en la UDO) es un verdadero sacrificio trasladarse desde su casa ubicada en Boyacá V, en Barcelona, hasta el Complejo Polideportivo Simón Bolívar, donde entrena dos veces a la semana. ¿Por qué? Porque no hay una unidad de transporte que lo lleve y lo traiga en su silla de rueda. ¿Cómo se sube a un bus? Y si pudiera adaptar un carro como conducirlo en estas carreteras y dónde lo estaciona? Es su papá quien se encarga de movilizarlo, a veces a pie, y algunos  choferes que lo conocen le prestan apoyo. “Hace falta un buen sistema uses rampas y pasarelas aptas para sillas de rueda.

 

Para ganarse la vida

 

La malformación en los brazos que sufre Orlando Figueroa no fue impedimento para que se dedicara, desde los 12 años de edad, a practicar taekwondo, una disciplina que le sirvió para darse cuenta que podía medirse con contrincantes que no padecían ninguna discapacidad. Hoy en día es cinta negra cuarto Dan. Su destreza en esta arte marcial le sirvió a Figueroa para abrir una pequeña academia en su casa, en la zona rural de San Diego. Allí  que imparte clases a niños. Eso es para él una manera de obtener ingresos. Divide su tiempo entre las clases de Contaduría en la UDO, el taekwondo y las prácticas de atletismo.

 

Superación

 

José Gregorio Cabrera perdió de la vista a los 17 años de edad, debido a una enfermedad congénita que también afectó a dos de sus cinco hermanos. Cabrera dice  que eso no le quitó las ganas de ser un profesional. Salió de su natal Barcelona para  Valencia (Carabobo) y obtener el título de Técnico Superior en Fisioterapia en el Colegio Universitario Monseñor de Talavera. En el 2002 regresó a Anzoátegui para hacer un curso de radio operador en Protección Civil. Trabajó por varios años en el cuerpo de bomberos del estado, hasta que en el 2008 la gobernación lo contrató para el departamento de cultura, debido a sus habilidades con el cuatro. Hoy, es facilitador de las personas invidentes en la biblioteca  Julián Temístocles Maza.

 

 

Fuente: El Tiempo.com.ve

Joanna Posada jposada@eltiempo.com.ve

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