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Kavanaugh, candidato de Trump al Supremo, se muestra dispuesto a testificar tras la denuncia de abuso sexual

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Kavanaugh, candidato de Trump al Supremo, se muestra dispuesto a testificar tras la denuncia de abuso sexual

Christine Blasey Ford, que aceptaría comparecer en el Senado para contar su caso, asegura que trató de violarla en 1982

 

 

La calculada estrategia republicana para designar a Brett Kavanaugh como juez del Tribunal Supremo ha saltado por los aires después de que Christine Blasey Ford decidiera salir a la luz pública. Ella es la mujer que acusa al nominado de Donald Trump a la máxima autoridad judicial estadounidense de un intento de violación hace tres décadas cuando ambos eran menores de edad. Ford decidió el domingo revelar su identidad y contar los presuntos hechos en una entrevista al diario The Washington Post, desatando un terremoto de consecuencias imprevisibles.

 

 

 

 

La mujer acusa a Kavanaugh, que asegura estaba muy embriagado, de tratar de violarla en los años ochenta durante una fiesta en una casa a las afueras de Washington. El jurista lo niega tajantemente, pero este lunes se mostró dispuesto a volver a testificar en el Senado para atajar la polémica. Ford también está abierta a hablar con los legisladores. Un senador republicano clave ha cuestionado su apoyo a Kavanaugh mientras los demócratas piden posponer el voto, previsto para el próximo jueves, del Comité Judicial del Senado sobre la designación del juez.

 

 

 

La aprobación de Kavanaugh parecía hasta ahora estar asegurada. Es una incógnita qué impacto puede tener la revelación en plena era del movimiento Me Too contra el encubrimiento de abusos sexuales. El juez de apelaciones de Washington, que tendría un cargo vitalicio y afianzaría la mayoría conservadora del Supremo, testificó la semana pasada en el Comité Judicial y su designación parecía encaminada a ser aprobada por el pleno del Senado, gracias a los votos de la mayoría republicana, antes de las elecciones legislativas de noviembre. En esos comicios los conservadores se juegan mantener el control de la Cámara. El caso evoca al de Clarence Thomas, que en 1991 fue designado miembro del Supremo después de que una mujer, Anita Hill, le acusara de acoso sexual y él lo negara.

 

 

 

Kavanaugh volvió a defender este lunes su inocencia, pero se mostró abierto a dar explicaciones. «Estoy dispuesto a hablar con el Comité Judicial del Senado de cualquier forma que el Comité considere apropiada para refutar esta falsa acusación de hace 36 años y defender mi integridad», señaló en un comunicado difundido por la Casa Blanca.

 

 

 

La abogada de Ford, Debra Katz, había avanzado un par de horas antes que la mujer también está dispuesta a testificar para que se escuche la “historia completa” del presunto abuso. “Está dispuesta a hacer lo que sea necesario”, aseguró en una entrevista en la cadena CBS. Katz también afirmó en NBC que el presunto abuso fue un “intento de violación”. “Si no fuera por la severa intoxicación [alcohólica] de Brett Kavanaugh, ella hubiera sido violada”, afirmó. Por su parte, la Casa Blanca defendió la “integridad” del nominado al Supremo, pero también apoyó que Ford comparezca en el Senado. “Esta mujer no debería ser insultada y no debería ser ignorada”, dijo a Fox News Kellyanne Conway, consejera de Trump.

 

 

 

Tras la entrevista al Post el domingo, el senador republicano por Arizona Jeff Flake anunció que ya “no está cómodo votando sí” a Kavanaugh el próximo jueves en el Comité Judicial. Ese es el primer paso para que luego todo el pleno del Senado vote la designación. “Tenemos que escucharla a ella y no creo que esté solo en esto”, dijo a la publicación Politico. Flake, de los pocos republicanos críticos con Trump, es un senador clave. Es uno de los 11 republicanos en el comité y, sin su apoyo, la nominación quedaría empatada dado que los 10 miembros demócratas está previsto que la rechacen. Aún así, la cúpula republicana podría someter directamente el voto al pleno del Senado.

 

 

 

«Pensé que podría matarme»

 

 

“Él estaba tratando de atacarme y sacarme la ropa”, afirma Ford, de 51 años y que trabaja como investigadora de psicología en California. “Pensé que podría matarme sin querer”, agrega en la entrevista al rotativo. No recuerda una fecha exacta, pero cree que los presuntos hechos ocurrieron en el verano de 1982. Ella tenía 15 años y estaba acabando su segundo año de secundaria en la escuela femenina Holton-Arms en Bethesda (Maryland). Kavanaugh tenía entonces 17 años y estaba en su tercer año en la escuela preparatoria masculina de Georgetown, en North Bethesda. Ambos se conocían por coincidir en círculos sociales. Desde entonces, asegura ella, nunca han vuelto a hablar.

 

 

 

Los adolescentes estaban en un pequeño encuentro social en una casa sin ningún adulto presente. Según la versión de Ford, ella subió al piso de arriba para utilizar el baño y, de golpe, fue empujada hacia el interior de una habitación. Sonaba música a todo volumen. Kavanaugh y su compañero de clase Mark Judge estaban “borrachos” hasta el punto de que “tropezaban”. Todos los participantes en la fiesta habían bebido cervezas, pero los dos chicos llevaban muchas horas bebiendo. Mientras Judge miraba, Kavanaugh se abalanzó sobre Ford para tenderla sobre la cama. Postrado sobre la espalda de ella, trató de quitarle la ropa. Cuando ella intentó gritar para pedir auxilio, él le tapó la boca. La chica logró finalmente escapar cuando Judge se lanzó encima de los dos en la cama. Todos cayeron y ella pudo huir hasta el baño, donde se encerró hasta que escuchó que ambos bajaban al piso de abajo y entonces se marchó de la casa aterrada.

 

 

 

Ford asegura que decidió olvidar lo sucedido y que no se lo contó a sus padres por temor a que la regañaran por estar en una fiesta donde menores de edad tomaban alcohol. La primera vez que contó el presunto abuso sexual fue en 2012 cuando acudió junto a su marido a una terapia de pareja. Asegura que es un trauma que ha arrastrado toda su vida y que la ha afectado emocionalmente. El Post ha revisado algunas de las notas de la psicoterapeuta de Ford, en las que, sin citar a Kavanaugh, se describe un asalto por parte de “chicos de una escuela elitista” que se convirtieron en “altos representantes de la sociedad de Washington”.

 

 

 

Según el diario, la mujer contrató recientemente a una abogada de Washingtonespecializada en casos de abuso sexual y que le recomendó que efectuara una prueba poligráfica ante el temor de que fuera acusada de mentirosa. El examen concluyó que Ford decía la verdad cuando explicó la acusación. El Post también ha analizado el libro escolar del año de graduación de Kavanaugh, en el que hace varias referencias al alcohol. Por su parte, Judge, un cineasta y escritor, escribió un libro sobre su adicción al alcohol que incluye una posible mención a Kavanaugh y a una intensa noche de borrachera.

 

 

 

A principios de julio, la mujer contactó al Post cuando Kavanaugh sonaba como uno de los favoritos para ser nominado por Trump para el puesto vacante en el Supremo. Sin embargo, en las semanas posteriores decidió que no quería contar el presunto abuso sexual por el impacto que tendría revelar su identidad. Todo cambió la semana pasada cuando afloraron las primeras informaciones sobre la carta que mandó a una senadora demócrata con la condición de que no se difundiera pero que acabó filtrándose.

 

 

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